18/10/2017, 01:52
(Última modificación: 25/10/2017, 02:42 por Uchiha Datsue.)
20 de Viento Gris del 217
No dormía. Hacía mucho tiempo que no conseguía hacerlo. No hasta el punto que el sueño fuese reparador. No hasta el punto de permanecer inconsciente por más de una hora. Porque en cuanto su conciencia se adentraba en el mundo onírico, Shukaku tomaba el control. Era como el genjutsu de un sharingan. Un genjutsu sin fin. Un genjutsu ineludible, que solo cesaba cuando tu cuerpo decía basta y te levantabas empapado en sudor.
Aquella noche Datsue llevaba ya seis camisas. Seis camisas cambiadas, pues cuando se despertaba estaba tan encharcado en sudor como si hubiese corrido un auténtico maratón. O hubiese permanecido en una sauna por más de dos horas. Últimamente, ya ni se cambiaba el pantalón. Simplemente se lo quitaba y se quedaba en calzoncillos, pasando a un lado del colchón u a otro cada vez que despertaba. De este modo, el lado sudado le daba tiempo a secar para cuando despertase la siguiente vez.
Cuando despertó por séptima vez, Datsue supo que no iba a quedarse dormido pronto. Se había desvelado, pese a que su cuerpo estaba hecho polvo. Lo que hacía en aquellos instantes de insomnio dependía mucho del momento. A veces simplemente pensaba: en cualquier cosa, normalmente en muchas y muy distintas entre ellas. Otras, intentaba dejar la mente en blanco y dormirse. Algunas se levantaba e iba a por algo de picar. Otras pocas…
Otras pocas activaba el sello de la brújula. Se había convertido en una extraña costumbre para él. Al principio era por simple curiosidad. ¿Dónde estaría? ¿Qué estaría haciendo? Luego, cuando el paso del tiempo la fue enterrando en el olvido, simplemente se convirtió en una costumbre, como un tic en el ojo o esa manía que tienen algunas personas de crujir los dedos.
Pero algo paso aquel día. Algo que no había ocurrido hasta entonces… La aguja de la brújula que se formó en su antebrazo no dio vueltas de forma frenética, como si no lograse encontrar el Norte… Sino que apuntó en una dirección. Apuntó hacia el Noroeste.
• • •
Datsue había estado pensando mucho en ella. Demasiado. Más de lo que quería reconocer. Al principio, se lo había tomado como una aventurilla de verano. Una noche loca y desenfrenada entre dos jóvenes de distintas villas y distintos países, que sabiendo que probablemente no se volverían a encontrar, habían disfrutado de su mutua compañía. Sin embargo, el Uchiha creía que al menos se verían en el Valle de los Dojos mientras durase el torneo. Que aprovecharían aquella estancia irrepetible para volver a encontrarse. Habían quedado en eso, de hecho. Una cita, tras el siguiente combate del torneo.
Pero Aiko nunca acudió a ella. Por qué, eso nunca lo supo. Se lo habían pasado bien. Datsue daba buena fe de ello. ¿Por qué entonces le dejó plantado? ¿Acaso se había encontrado con otro que le gustaba más? ¿O era que simplemente para ella no había sido tan buena noche como había creído? Datsue no se había enamorado. Eso era algo que negaba de forma rotunda. ¿Le había gustado? Por supuesto. ¿Se lo habían pasado bien? Eso era innegable. ¿Le tendría siempre un cariño especial por haber sido con ella su primera vez? Probablemente. Pero nada más. Lo que le fastidiaba no era eso, sino más bien… la incertidumbre. Él no saber la razón por tal desplante.
Tras meses, el Uchiha creía que ya se le había pasado la tontería, pero cuando encontró lo que buscaba, tuvo que admitir que no había sido así. De lo contrario, no se hubiese pegado dos días de viaje solo para encontrarla.
Desactivó el sello de rastreo.
—Vaya, vaya, vaya. —Parecía desmejorada: con el pelo despeinado, ojeras, y una botella en la mano. En otros aspectos, sin embargo, estaba igual de radiante que siempre—. Pero si es Aiko la Rompecorazones. ¿O debería llamarte Aiko la Borracha? —bromeó, desviando momentáneamente la mirada hacia la botella de licor que sujetaba—. ¿Qué? ¿No te alegras de verme?
Datsue se había cuidado de ir bien arreglado. Aparte de su habitual moño en la cabeza, se había hecho dos trenzas que nacían en la sien y terminaban sobre sus hombros. Como vestimenta, como hacía frío, una gran capa blanca con bordados rojos en las mangas y al final de la túnica. Tenía un pendiente negro con forma de aro en el lóbulo derecho, y varias pulseras de cuero —una blanca y el resto tirando a marrón— en una de las muñecas.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado