Una risa forzada y claramente falsa fue la primera respuesta que la chica recibió. Obviamente el chico la conocía, de algo había de conocerla, y claramente no estaba dispuesto a dejarla marchar de rositas. Se presentó como si debiese conocerlo, Datsue, y acometió con un apodo que obviamente él mismo había de haberse impuesto. Datsue el intrépido. El chico lucía unas galas que lejos quedaban de parecer dignas de un aventurero, para nada correspondían con ese tipo de adjetivo. Datsue el pisaverde, Datsue el señorito, Datsue el hijo del tesorero, Datsue el "NO ME TOQUES", Datsue el petimetre, o incluso Datsue el figurín...
Esos adjetivos le pegaban mucho mas, si señor.
La cara de la pelirroja no pudo ocultar el por dónde tiraban sus pensamientos, no tenía la menor idea de a que se refería con su presentación, y mucho menos tenía idea de quién era. Sin embargo, su presentación no había terminado. Afirmó haber crecido unos cuantos centímetros desde la última vez que se vieron, e incluso se atrevió a asegurar que se había puesto en mejor forma física. Sin duda, lo que si era es atrevido.
«¿De qué cojones conozco a éste tipo?» Su mente daba aún vueltas al asunto. «¿del torneo...? ¿de ésta ciudad...? ¿de algún desliz...? No tiene bandana... y no me suena de nada... ¡Vaya jodienda con mi puta memoria! ¡Que asco, de verdad!»
Incapaz de recordar dato alguno del supuesto intrépido, la chica dejó caer un leve suspiro. Entrecerró un ojo, en un último afán de averiguarlo, pero el resultado era exactamente el mismo —nada— y no tenía una respuesta coherente para el chico. Una situación incómoda mas para su interminable lista. Por suerte o desgracia, esa lista se reiniciaba con cada reset de memoria, al menos una buena parte.
—Lamento mucho no hacer una reverencia al señor intrépido, pero de veras que no sé quien eres, esto... ¿Datsue?
«¿Aiko la rompecorazones?» Replicó en su cabeza. «¿No será que éste chico se enamoró de mi, no? Leches... espero que no sea eso, aunque... me da a mi que va por esa rama...»
La chica no quería darle remedio, pero bueno, al menos no le había mandado a freír espárragos y se había marchado sin mas. «¿Y si me hago la loca?» Evidentemente, no pudo evitar pensarlo, era la salida mas eficaz y rápida...
—¿No me confundes con otra persona? —replicó, como si en Oniido hubiesen muchas mas chicas de su apariencia y nombre.
Esos adjetivos le pegaban mucho mas, si señor.
La cara de la pelirroja no pudo ocultar el por dónde tiraban sus pensamientos, no tenía la menor idea de a que se refería con su presentación, y mucho menos tenía idea de quién era. Sin embargo, su presentación no había terminado. Afirmó haber crecido unos cuantos centímetros desde la última vez que se vieron, e incluso se atrevió a asegurar que se había puesto en mejor forma física. Sin duda, lo que si era es atrevido.
«¿De qué cojones conozco a éste tipo?» Su mente daba aún vueltas al asunto. «¿del torneo...? ¿de ésta ciudad...? ¿de algún desliz...? No tiene bandana... y no me suena de nada... ¡Vaya jodienda con mi puta memoria! ¡Que asco, de verdad!»
Incapaz de recordar dato alguno del supuesto intrépido, la chica dejó caer un leve suspiro. Entrecerró un ojo, en un último afán de averiguarlo, pero el resultado era exactamente el mismo —nada— y no tenía una respuesta coherente para el chico. Una situación incómoda mas para su interminable lista. Por suerte o desgracia, esa lista se reiniciaba con cada reset de memoria, al menos una buena parte.
—Lamento mucho no hacer una reverencia al señor intrépido, pero de veras que no sé quien eres, esto... ¿Datsue?
«¿Aiko la rompecorazones?» Replicó en su cabeza. «¿No será que éste chico se enamoró de mi, no? Leches... espero que no sea eso, aunque... me da a mi que va por esa rama...»
La chica no quería darle remedio, pero bueno, al menos no le había mandado a freír espárragos y se había marchado sin mas. «¿Y si me hago la loca?» Evidentemente, no pudo evitar pensarlo, era la salida mas eficaz y rápida...
—¿No me confundes con otra persona? —replicó, como si en Oniido hubiesen muchas mas chicas de su apariencia y nombre.