19/10/2017, 20:02
El chico pareció preocuparse por la ausencia de la chica, una preocupación que sin demora se vería arraigada por el mismo sentimiento que movía a la kunoichi, el de supervivencia. Ésta se armó rápidamente, y clavó su atención en Datsue. Éste por contra aumentó las distancias entre ambos, anteponiendo incluso la mano, por si la estimación de distancias o algo fallaba. Incluso llegó a levantar la otra mano, en signo de clara intención de no luchar. Y sus orbes se tiñeron rojos como la misma sangre.
Rápidamente, requirió el chico la calma por parte de la pelirroja. Incluso en medio de tanta incertidumbre, no dejó de lado el sentido del humor, con un sarcástico comentario sobre la inmortalidad. Para ese entonces, la mirada de la chica cambió por completo. La alerta al menos sirvió para que éste por fin soltase prenda, informando a la chica de cómo se habían conocido, así como dando datos de una segunda vez. Ésta segunda vez al parecer se habían hecho mas íntimos, y el lugar no había sido otro que el complejo de dojos, en aquél susodicho torneo.
La espada de la chica quebró en mil pedazos, estalló como anteriormente lo habían hecho las botellas, solo que ésta no dejó mas rastro que unos papeles que desaparecieron en el mismo aire. Tras ello, bajo el brazo, y con parsimonia retomó la compostura. Al menos tanto como pudo.
«Puta memoria...» Maldijo, de nuevo, otra vez.
Se llevó ambas manos hacia el rostro —mientras tomaba aire—, y las pasó por la parte superior, culminando en la cabellera y echando ésta hacia detrás. Sin mas, soltó un suspiro, bastante mas pesado que el anterior. Entre tanto, había elevado la mirada al cielo, con el mismo gesto.
—Está bien, está bien... —respondió, aunque realmente creyese que nada estaba bien.
Bajó la mirada hasta el chico, y de nuevo tomó algo de aire. En ésta ocasión no fue tan exagerada, si no mas bien algo normal. Al igual que cualquier otra persona, a veces requería de oxigeno y tal.
—Perdón por mi reacción... últimamente estoy teniendo unas pesadillas de lo mas raras... y, no ando muy centrada... —por llamarlo de algún modo. —Así que me conoces bastante...
»Por lo que escucho, sabes mas de mi que cualquier otra persona... creo. ¿Por qué confiaría en un chico como tu tanta información...? ¿Acaso he ido gritando a los cuatro vientos que soy inmortal? —Su pregunta traía algo de sarcasmo, pero irónicamente no sabía que se había acercado tanto o mas a la realidad. ¿Cómo se le iba a ocurrir hacer semejante locura?
Rápidamente, requirió el chico la calma por parte de la pelirroja. Incluso en medio de tanta incertidumbre, no dejó de lado el sentido del humor, con un sarcástico comentario sobre la inmortalidad. Para ese entonces, la mirada de la chica cambió por completo. La alerta al menos sirvió para que éste por fin soltase prenda, informando a la chica de cómo se habían conocido, así como dando datos de una segunda vez. Ésta segunda vez al parecer se habían hecho mas íntimos, y el lugar no había sido otro que el complejo de dojos, en aquél susodicho torneo.
La espada de la chica quebró en mil pedazos, estalló como anteriormente lo habían hecho las botellas, solo que ésta no dejó mas rastro que unos papeles que desaparecieron en el mismo aire. Tras ello, bajo el brazo, y con parsimonia retomó la compostura. Al menos tanto como pudo.
«Puta memoria...» Maldijo, de nuevo, otra vez.
Se llevó ambas manos hacia el rostro —mientras tomaba aire—, y las pasó por la parte superior, culminando en la cabellera y echando ésta hacia detrás. Sin mas, soltó un suspiro, bastante mas pesado que el anterior. Entre tanto, había elevado la mirada al cielo, con el mismo gesto.
—Está bien, está bien... —respondió, aunque realmente creyese que nada estaba bien.
Bajó la mirada hasta el chico, y de nuevo tomó algo de aire. En ésta ocasión no fue tan exagerada, si no mas bien algo normal. Al igual que cualquier otra persona, a veces requería de oxigeno y tal.
—Perdón por mi reacción... últimamente estoy teniendo unas pesadillas de lo mas raras... y, no ando muy centrada... —por llamarlo de algún modo. —Así que me conoces bastante...
»Por lo que escucho, sabes mas de mi que cualquier otra persona... creo. ¿Por qué confiaría en un chico como tu tanta información...? ¿Acaso he ido gritando a los cuatro vientos que soy inmortal? —Su pregunta traía algo de sarcasmo, pero irónicamente no sabía que se había acercado tanto o mas a la realidad. ¿Cómo se le iba a ocurrir hacer semejante locura?