La conversación empezó a tener un buen feedback entre ambos, Uchiha y yo, no obstante, de vez en cuando lanzaba una mirada al peliverde quien se mantuvo en silencio, no dijo absolutamente nada y parecía estar ajeno a lo que estábamos hablando, repentinamente se levantó de la mesa y salió.
—¿Daigo?— Pregunté a ver sí reaccionaba o algo por el estilo, pero nada pasó, no se detuvo, se marchó sin decir nada. "¿Qué le pasa?" Akame comentó algo sobre su parte del dinero, no dije nada al respecto.
No hice nada por buscar a Daigo, tampoco es que eramos grandes amigos, no le tenía mucha confianza y apenas le conocía, él sabía lo que hacía, por lo que me volví a enfocar en el trabajo que nos habían delegado tan misteriosamente. —Cierto, el colegio.— Comenté recordándolo, por alguna extraña razón lo había omitido.
La hora siguió transcurriendo y el cansancio empezó a pegar, acompañe al pelinegro con un bostezo y mi cuerpo me pedía la comodidad de una cama, Uchiha pactó la hora de encuentro del día siguiente y desapareció por las escaleras. Miré el reloj "Sí quiero levantarme a esa hora debo hacer un gran esfuerzo..."
Me marché a la habitación.
Mi cuerpo cayó en el mundo de los sueños sin ninguna lucha, estaba realmente cómodo, la habitación no era la mejor, pero siempre lograba dormir ante las peores expectativas, simplemente me dormía como una roca y luego de eso me era muy difícil despertar.
Las horas pasaron y pasaron hasta que el sol salió, y yo seguía plácidamente dormido.
Abrí los ojos lentamente y luego me senté en la cama, ¿qué hora serían? Miré el reloj del cuarto y entonces salté al baño. " Rayos, rayos... Es tardísimo!" Me dije mientras me alistaba lo más rápido posible.
Finalmente bajé a la taberna, la última vez que miré el reloj faltaban pocos minutos para las siete, realmente era tarde, ¿Akame seguiría esperando? Una vez abajo lo buscaría entre las mesas, miré donde estaban repartiendo el plato con el desayuno tomé uno y me acerqué a la mesa del pelinegro con una sonrisa un poco forzada y nerviosa.
—Buenos días, lo siento, tengo el sueño pesado jejeje.— Intenté excusarme mientras tomaba asiento y empezaba a engullir rápidamente las tostadas del plato y los trozos de tocino, una que otra vez daba un sorbo al jugo.
Sí el uzujin se fijaba en mi podía ver que acababa de salir de la ducha porque mi cabello yacía húmedo, el aroma del jabón del hostal sería fácilmente perceptible; mi peinado yacía igualmente que el día anterior, una cresta que se alzaba en el centro de mi cabeza. Ese día lucía una ropa bastante más fresca, una franela sin mangas de color blanco y bordes azules cielo y unos pantaloncillos beige, debido a que asumí que el clima sería devastador contra mi, la temperatura seguro era similar a la del valle de los dojos. Mi porta objeto yacía en mi región lumbar y era un poco difícil de ocultar debido a que era un poco más grande que los comunes y mi bandana no relucía por ningún lugar.
—¿Daigo?— Pregunté a ver sí reaccionaba o algo por el estilo, pero nada pasó, no se detuvo, se marchó sin decir nada. "¿Qué le pasa?" Akame comentó algo sobre su parte del dinero, no dije nada al respecto.
No hice nada por buscar a Daigo, tampoco es que eramos grandes amigos, no le tenía mucha confianza y apenas le conocía, él sabía lo que hacía, por lo que me volví a enfocar en el trabajo que nos habían delegado tan misteriosamente. —Cierto, el colegio.— Comenté recordándolo, por alguna extraña razón lo había omitido.
La hora siguió transcurriendo y el cansancio empezó a pegar, acompañe al pelinegro con un bostezo y mi cuerpo me pedía la comodidad de una cama, Uchiha pactó la hora de encuentro del día siguiente y desapareció por las escaleras. Miré el reloj "Sí quiero levantarme a esa hora debo hacer un gran esfuerzo..."
Me marché a la habitación.
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Mi cuerpo cayó en el mundo de los sueños sin ninguna lucha, estaba realmente cómodo, la habitación no era la mejor, pero siempre lograba dormir ante las peores expectativas, simplemente me dormía como una roca y luego de eso me era muy difícil despertar.
Las horas pasaron y pasaron hasta que el sol salió, y yo seguía plácidamente dormido.
Abrí los ojos lentamente y luego me senté en la cama, ¿qué hora serían? Miré el reloj del cuarto y entonces salté al baño. " Rayos, rayos... Es tardísimo!" Me dije mientras me alistaba lo más rápido posible.
Finalmente bajé a la taberna, la última vez que miré el reloj faltaban pocos minutos para las siete, realmente era tarde, ¿Akame seguiría esperando? Una vez abajo lo buscaría entre las mesas, miré donde estaban repartiendo el plato con el desayuno tomé uno y me acerqué a la mesa del pelinegro con una sonrisa un poco forzada y nerviosa.
—Buenos días, lo siento, tengo el sueño pesado jejeje.— Intenté excusarme mientras tomaba asiento y empezaba a engullir rápidamente las tostadas del plato y los trozos de tocino, una que otra vez daba un sorbo al jugo.
Sí el uzujin se fijaba en mi podía ver que acababa de salir de la ducha porque mi cabello yacía húmedo, el aroma del jabón del hostal sería fácilmente perceptible; mi peinado yacía igualmente que el día anterior, una cresta que se alzaba en el centro de mi cabeza. Ese día lucía una ropa bastante más fresca, una franela sin mangas de color blanco y bordes azules cielo y unos pantaloncillos beige, debido a que asumí que el clima sería devastador contra mi, la temperatura seguro era similar a la del valle de los dojos. Mi porta objeto yacía en mi región lumbar y era un poco difícil de ocultar debido a que era un poco más grande que los comunes y mi bandana no relucía por ningún lugar.