22/10/2017, 23:23
—Ah… amigo, amigo —repitió Datsue, tras la exigencia de Nabi de que le diese el veinte por ciento de los beneficios—. Piensa que eso son muchos beneficios. Mira, te voy a explicar cómo funciona el curioso mundo de la editorial.
»Para que te hagas una idea, las editoriales son como grandes organizaciones criminales… pero legalizadas —empezó—. Sí, Nabi, sí. Porque son unas jodidas ladronas. Solo te dan el diez por ciento de los beneficios. Un puto robo, eso es lo que es. Pero quiero hacer algo grande, y no una chapuza con cuatro papeles mal grapados como hice en el Valle de los Dojos, así que me tocará pringar.
»Bien, dentro de ese mísero diez por ciento que me queda, tengo que pagar a un dibujante para que me haga una portada chula. —En realidad el dibujante lo ponía la editorial, pero por contar una mentirijilla no pasaba nada—. Así que tendré que darle un cinco por ciento de mis beneficios. ¿Por qué solo un cinco por ciento, si yo ya me quejo con un diez? Ah —señaló, levantando un dedo—, porque los dibujantes están todavía más explotados que los escritores. Así es la vida, y no estoy yo para reinventar la rueda ahora mismo y pagarles lo que se merecerían. Después tienes que contar que no serías el único. Una revista necesita de muchas secciones. Estoy pensando en contratar a Eri también, aunque todavía no le dije nada. Así que para resumirlo: si te doy el veinte por ciento, me quedo sin nada. Te daré el diez y date por contento.
Un diez por ciento de su diez por ciento. Sí, lo sabía, aquel sueldo estaba más cortado que la droga que vendían en Shinogi-To, pero era lo que había.
Fue entonces cuando Datsue, como buen chico educado que era, quiso que Nabi también contase sus aventuras, para no protagonizarlas él todas. En ese momento, metió la gamba. Metió la gamba tan al fondo que resultó bochornoso.
Tras la respuesta de Nabi asegurando que Stuffy y él llevaban juntos desde hacía años, el Uchiha se quitó del sofá para sentarse de rodillas en el suelo. Entonces, desenvainó un tantō. Un tantō imaginario, por supuesto, pero hizo el movimiento de clavárselo en el costado izquierdo como si lo tuviese, para luego realizar un movimiento en horizontal hacia la derecha, mientras emitía un gruñido de dolor. Seguidamente, volvió hacia el centro, para luego simular que se hacía un tajo en vertical hasta llegar al esternón. Era toda una representación del harakiri, que terminó con él en el suelo simulando una convulsión.
—Lo siento, tenía que hacerlo —dijo luego, esbozando una breve sonrisa, volviendo a sentarse en el sofá—. Últimamente duermo tan poco que me cuesta hasta recordar cuánto eran dos más dos. Oye, pero ahora que me fijo… ha pegado un estironcillo, ¿no? —añadió, mirando a Stuffy. Lo decía más por buscar una excusa por haber metido la pata que por otra cosa.
»Para que te hagas una idea, las editoriales son como grandes organizaciones criminales… pero legalizadas —empezó—. Sí, Nabi, sí. Porque son unas jodidas ladronas. Solo te dan el diez por ciento de los beneficios. Un puto robo, eso es lo que es. Pero quiero hacer algo grande, y no una chapuza con cuatro papeles mal grapados como hice en el Valle de los Dojos, así que me tocará pringar.
»Bien, dentro de ese mísero diez por ciento que me queda, tengo que pagar a un dibujante para que me haga una portada chula. —En realidad el dibujante lo ponía la editorial, pero por contar una mentirijilla no pasaba nada—. Así que tendré que darle un cinco por ciento de mis beneficios. ¿Por qué solo un cinco por ciento, si yo ya me quejo con un diez? Ah —señaló, levantando un dedo—, porque los dibujantes están todavía más explotados que los escritores. Así es la vida, y no estoy yo para reinventar la rueda ahora mismo y pagarles lo que se merecerían. Después tienes que contar que no serías el único. Una revista necesita de muchas secciones. Estoy pensando en contratar a Eri también, aunque todavía no le dije nada. Así que para resumirlo: si te doy el veinte por ciento, me quedo sin nada. Te daré el diez y date por contento.
Un diez por ciento de su diez por ciento. Sí, lo sabía, aquel sueldo estaba más cortado que la droga que vendían en Shinogi-To, pero era lo que había.
Fue entonces cuando Datsue, como buen chico educado que era, quiso que Nabi también contase sus aventuras, para no protagonizarlas él todas. En ese momento, metió la gamba. Metió la gamba tan al fondo que resultó bochornoso.
Tras la respuesta de Nabi asegurando que Stuffy y él llevaban juntos desde hacía años, el Uchiha se quitó del sofá para sentarse de rodillas en el suelo. Entonces, desenvainó un tantō. Un tantō imaginario, por supuesto, pero hizo el movimiento de clavárselo en el costado izquierdo como si lo tuviese, para luego realizar un movimiento en horizontal hacia la derecha, mientras emitía un gruñido de dolor. Seguidamente, volvió hacia el centro, para luego simular que se hacía un tajo en vertical hasta llegar al esternón. Era toda una representación del harakiri, que terminó con él en el suelo simulando una convulsión.
—Lo siento, tenía que hacerlo —dijo luego, esbozando una breve sonrisa, volviendo a sentarse en el sofá—. Últimamente duermo tan poco que me cuesta hasta recordar cuánto eran dos más dos. Oye, pero ahora que me fijo… ha pegado un estironcillo, ¿no? —añadió, mirando a Stuffy. Lo decía más por buscar una excusa por haber metido la pata que por otra cosa.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado