24/10/2017, 06:14
Taeko respondió con una gran sonrisa a la amabilidad de aquel recepcionista. Parecía haber mucho por hacer en aquel edificio, pues el señor se encontraba frente a un sinnúmero de papeles que rellenar, organizar, o lo que sea que les hicieran allí. El hombre buscó el expediente de la fémina, escribió algo en él y luego procedió a buscar otro documento.
”Me pregunto si será aburrido trabajar con tantos archivos… Más que nada ha de ser tedioso… Podrían usar algo de música para relajar a todos, creo.” pensó la peliplateada mientras el recepcionista le entregaba un pergamino.
¡Qué emoción! Su primera misión normal. Había escuchado que las misiones rango D eran siempre en la aldea, cosas comunes, pero cansadas, cosas sencillas. Nada de decapitaciones ni heridas, ni personas quedándose ciegas. Taeko buscó en su cinto un papelito doblado que había preparado de antemano. Lo desdobló y lo colocó sobre el escritorio, con una gran sonrisa en su infantil rostro. Luego dio media vuelta y se alejó de la recepción. El papelito decía ”¡Muchas gracias! ¡Pase un hermoso día!”, y estaba adornado con dos flores de tinta. Tal vez así le animaría ligeramente al tan amable señor recepcionista.
Mientras pasaba por el umbral del edificio del Morikage, se preguntó si estaba mal emocionarse por una misión. Era solo eso, una encomienda. Un trabajo. ¿Qué no había pensado en dejar de ser tan emocional? No podía dejarle nada bueno…
Su corazón se detuvo levemente cuando abrió el pergamino, pero reanudó su latir al ver la leyenda “Misión rango D” en su parte superior.
”Bien, veamos… Ayudar a Otoshino Mikasa-san en la biblioteca pública. Su asistente no está y ella está enferma… Oh, suena algo bonito. Aunque parece que me llevará todo el día. ¡En marcha, entonces!” pensó, comenzando a correr suavemente hacia la biblioteca.
Su paso era confiado y su andar alegre, pero cauto. No tardó en llegar a aquel edificio, grande y de apariencia muy vieja pero con aires de remodelación. Hacía años que Taeko no iba allí. Solía visitarla para investigar sobre algunas cosas, como ciertos tipos elementales con afinidades al metal, y ciudades antiguas llenas de arena.
”Al menos no tendré que preocuparme por guardar silencio…”
Entró, empujando la puerta doble con suavidad. Aquel olor a páginas viejas la llenó de melancolía, aunque el olor a polvo la hizo estornudar una vez. Frotándose la nariz, fue hasta el escritorio, sacó su libretita y escribió con pulcra letra:
≫Muy buenos días. Me llamo Kikazura Taeko. Soy la genin enviada para ayudar a Otoshino-san. Prometo esforzarme para ayudarla en todo lo posible, siempre que mi mudez no sea un estorbo. ¡Mucho gusto!
Acompañó la nota con el pergamino que se le había entregado, con una profunda reverencia y una enorme sonrisa.
”Me pregunto si será aburrido trabajar con tantos archivos… Más que nada ha de ser tedioso… Podrían usar algo de música para relajar a todos, creo.” pensó la peliplateada mientras el recepcionista le entregaba un pergamino.
¡Qué emoción! Su primera misión normal. Había escuchado que las misiones rango D eran siempre en la aldea, cosas comunes, pero cansadas, cosas sencillas. Nada de decapitaciones ni heridas, ni personas quedándose ciegas. Taeko buscó en su cinto un papelito doblado que había preparado de antemano. Lo desdobló y lo colocó sobre el escritorio, con una gran sonrisa en su infantil rostro. Luego dio media vuelta y se alejó de la recepción. El papelito decía ”¡Muchas gracias! ¡Pase un hermoso día!”, y estaba adornado con dos flores de tinta. Tal vez así le animaría ligeramente al tan amable señor recepcionista.
Mientras pasaba por el umbral del edificio del Morikage, se preguntó si estaba mal emocionarse por una misión. Era solo eso, una encomienda. Un trabajo. ¿Qué no había pensado en dejar de ser tan emocional? No podía dejarle nada bueno…
Su corazón se detuvo levemente cuando abrió el pergamino, pero reanudó su latir al ver la leyenda “Misión rango D” en su parte superior.
”Bien, veamos… Ayudar a Otoshino Mikasa-san en la biblioteca pública. Su asistente no está y ella está enferma… Oh, suena algo bonito. Aunque parece que me llevará todo el día. ¡En marcha, entonces!” pensó, comenzando a correr suavemente hacia la biblioteca.
Su paso era confiado y su andar alegre, pero cauto. No tardó en llegar a aquel edificio, grande y de apariencia muy vieja pero con aires de remodelación. Hacía años que Taeko no iba allí. Solía visitarla para investigar sobre algunas cosas, como ciertos tipos elementales con afinidades al metal, y ciudades antiguas llenas de arena.
”Al menos no tendré que preocuparme por guardar silencio…”
Entró, empujando la puerta doble con suavidad. Aquel olor a páginas viejas la llenó de melancolía, aunque el olor a polvo la hizo estornudar una vez. Frotándose la nariz, fue hasta el escritorio, sacó su libretita y escribió con pulcra letra:
≫Muy buenos días. Me llamo Kikazura Taeko. Soy la genin enviada para ayudar a Otoshino-san. Prometo esforzarme para ayudarla en todo lo posible, siempre que mi mudez no sea un estorbo. ¡Mucho gusto!
Acompañó la nota con el pergamino que se le había entregado, con una profunda reverencia y una enorme sonrisa.
SILENCE
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!