24/10/2017, 17:06
La kunoichi respondió a sus exageraciones de manera franca, alegando que debería estar contento y no triste por haberle mostrado el verdadero camino a la felicidad. El Uchiha echó el labio inferior hacia afuera, mientras alzaba las cejas y hacía un gesto con la cabeza, como queriendo decir: quizá.
Entonces, tras beber un sorbo de su zumo, que no debió gustarle mucho por la cara que compuso, apoyó un codo en la mesa y una mano en la mejilla, fijando sus ojos en los del chico.
—Pero solo fue eso, ¿no? ¿o sientes algo por mi?
A Datsue le invadió una súbita tos de pronto. ¿Sentir él algo por ella? ¡Pues claro que no! ¡Él era Uchiha Datsue el Intrépido! Él no sentía nada, porque se había arrancado el corazón hacía mucho tiempo. O eso, al menos, se decía siempre.
Uchiha Datsue decía muchas mentiras.
—¿Sabes? Casualmente acabas de mencionar todas las cosas que me gustaron de ti —respondió, cuando ella aseguró ser un mal partido y dio ejemplos de su personalidad—. ¿Engreída y presumida? Por supuesto que lo eres. Y no veo nada malo en serlo. Peor me parece esa falsa humildad de etiqueta que hacen gala la mayoría. ¿Salvaje? Oh, sí —asintió, y un breve recuerdo pareció cruzar su mente, porque en seguida se sonrojó de nuevo—. Ya lo creo que lo eres —se obligó a continuar—, y espero que eso no lo cambies nunca. Me aburren todas esas formalidades: quince grados de reverencia para un amigo; treinta para un superior; cuarenta y cinco para el Kage. ¡Y eh, ni se te ocurra añadirle un grado de más o de menos porque te duela la espalda! ¡Que eso es saltarse el protocolo y la liamos! ¡Bah, al cuerno con todos ellos! —exclamó, sin poder evitar reírse a continuación—. Vulgar… —frunció los labios—, bueno, al menos eres auténtica y no una simple fachada, como todos esos que te sonríen amablemente cuando en realidad se están cagando en tu madre. ¿Terca? Bueno, yo diría más bien una chica con personalidad fuerte. ¿Olvidadiza? —Está bien. A aquello ya no le podía sacar un lado bueno—. Pues… Sí, vale, eso ya no cunde tanto. Pero todos tenemos nuestros defectos. Además, ¡eso tampoco tiene porqué ser tan malo!
»Tú misma me lo dijiste —aseguró—. Aquel día que nos encontramos en el Valle… Bueno, más bien a la mañana siguiente —se corrigió—. Me dijiste: “Te parecerá gracioso, pero, ¿sabes esos que siempre andan diciendo que ojalá pudiesen olvidarse de su peli o libro favorito para volver a vivirla como si fuese la primera vez? Pues ojalá me pasase lo mismo con esta noche, solo para poder volver a sorprenderme de nuevo”.
Que aquello fuese una exageración, totalmente cierto u otro invento de Datsue era algo que el Uchiha se llevaría a la tumba.
—Ojo, y no es ninguna indirecta —quiso decir, enseñando las palmas de las manos y poniendo cara de inocente—. Solo estoy… poniéndote al día con tu pasado más reciente.
Entonces, tras beber un sorbo de su zumo, que no debió gustarle mucho por la cara que compuso, apoyó un codo en la mesa y una mano en la mejilla, fijando sus ojos en los del chico.
—Pero solo fue eso, ¿no? ¿o sientes algo por mi?
A Datsue le invadió una súbita tos de pronto. ¿Sentir él algo por ella? ¡Pues claro que no! ¡Él era Uchiha Datsue el Intrépido! Él no sentía nada, porque se había arrancado el corazón hacía mucho tiempo. O eso, al menos, se decía siempre.
Uchiha Datsue decía muchas mentiras.
—¿Sabes? Casualmente acabas de mencionar todas las cosas que me gustaron de ti —respondió, cuando ella aseguró ser un mal partido y dio ejemplos de su personalidad—. ¿Engreída y presumida? Por supuesto que lo eres. Y no veo nada malo en serlo. Peor me parece esa falsa humildad de etiqueta que hacen gala la mayoría. ¿Salvaje? Oh, sí —asintió, y un breve recuerdo pareció cruzar su mente, porque en seguida se sonrojó de nuevo—. Ya lo creo que lo eres —se obligó a continuar—, y espero que eso no lo cambies nunca. Me aburren todas esas formalidades: quince grados de reverencia para un amigo; treinta para un superior; cuarenta y cinco para el Kage. ¡Y eh, ni se te ocurra añadirle un grado de más o de menos porque te duela la espalda! ¡Que eso es saltarse el protocolo y la liamos! ¡Bah, al cuerno con todos ellos! —exclamó, sin poder evitar reírse a continuación—. Vulgar… —frunció los labios—, bueno, al menos eres auténtica y no una simple fachada, como todos esos que te sonríen amablemente cuando en realidad se están cagando en tu madre. ¿Terca? Bueno, yo diría más bien una chica con personalidad fuerte. ¿Olvidadiza? —Está bien. A aquello ya no le podía sacar un lado bueno—. Pues… Sí, vale, eso ya no cunde tanto. Pero todos tenemos nuestros defectos. Además, ¡eso tampoco tiene porqué ser tan malo!
»Tú misma me lo dijiste —aseguró—. Aquel día que nos encontramos en el Valle… Bueno, más bien a la mañana siguiente —se corrigió—. Me dijiste: “Te parecerá gracioso, pero, ¿sabes esos que siempre andan diciendo que ojalá pudiesen olvidarse de su peli o libro favorito para volver a vivirla como si fuese la primera vez? Pues ojalá me pasase lo mismo con esta noche, solo para poder volver a sorprenderme de nuevo”.
Que aquello fuese una exageración, totalmente cierto u otro invento de Datsue era algo que el Uchiha se llevaría a la tumba.
—Ojo, y no es ninguna indirecta —quiso decir, enseñando las palmas de las manos y poniendo cara de inocente—. Solo estoy… poniéndote al día con tu pasado más reciente.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado