24/10/2017, 20:50
(Última modificación: 24/10/2017, 20:52 por Uchiha Datsue.)
Pero se había equivocado en algo. No, aquella Aiko no era la misma. Era parecida, tanto como el color del tomate y la sangre. O como la lana de oveja y la nieve. O el destello de un relámpago y la emitida por un faro. Sí, podían parecer lo mismo a ojos de un aldeano. Ambos eran rojos. Ambos blancos. Ambos resplandores. Pero los ojos de Datsue no eran unos ojos cualesquiera. Eran lo de un Uchiha, capaces de captar los cambios más sutiles.
Y la mirada de Aiko había cambiado. Ya no refulgía de temeridad y audacia. O, mejor dicho, lo seguía haciendo, pero enturbiada bajo una capa de sensatez.
Suspiró con decepción.
—Creo que eso me lo creería más viniendo de un mortal —aseguró, cuando Aiko dijo que la vida era efímera. Luego esbozó una media sonrisa—. Pero te comprendo. Yo también querría poner mis asuntos en orden antes de semejante aventura.
»Aunque no creas que tu yo del pasado y yo mismo éramos estúpidos… —Si pensaba que iba a rendirse tan fácilmente con el tema, es que definitivamente se había olvidado de quién era. Cuando le interesaba, podía llegar a ser tan tozudo como la propia kunoichi—. Teníamos un plan —mintió—. Como ya te dije, yo soy especialista en fūinjutsu. El tema del agua y la comida no llegaría a ser un problema. Podría llegar a sellarme un jodido lago en un pergamino —exageró—. Y respecto al viaje… Está claro que no podemos ir solos. Pero nadie dijo que lo haríamos así, ¿verdad? Teníamos pensado agenciarnos con un guía que nos llevase a Inaka. Y una vez allí… Bueno, intentar investigar mejor sobre el tema. El problema que tenemos es que preguntamos sobre las Pirámides de Sanbei a gente que vive en el País del Fuego, del Bosque, de la Tormenta… Es como preguntarle a un ameriense sobre un día soleado. Vale, quizá hasta haya visto alguno, pero nadie como alguien que vive en un jodido desierto para explicarte lo que verdaderamente es el calor. Lo mismo en este caso. Seguro que en Inaka encontraremos más respuestas a nuestras preguntas.
»Mira, te propongo una cosa —continuó Datsue—. Continua con tu vida, trata de rellenar esos huecos que la pérdida de tu memoria ha dejado… y en un mes volvamos a encontrarnos. En Aliento Nevado, en pleno invierno. No creo que haya una fecha mejor para atravesar un desierto. Y ahí decidimos si aventurarnos o no. ¿Qué me dices?
Y la mirada de Aiko había cambiado. Ya no refulgía de temeridad y audacia. O, mejor dicho, lo seguía haciendo, pero enturbiada bajo una capa de sensatez.
Suspiró con decepción.
—Creo que eso me lo creería más viniendo de un mortal —aseguró, cuando Aiko dijo que la vida era efímera. Luego esbozó una media sonrisa—. Pero te comprendo. Yo también querría poner mis asuntos en orden antes de semejante aventura.
»Aunque no creas que tu yo del pasado y yo mismo éramos estúpidos… —Si pensaba que iba a rendirse tan fácilmente con el tema, es que definitivamente se había olvidado de quién era. Cuando le interesaba, podía llegar a ser tan tozudo como la propia kunoichi—. Teníamos un plan —mintió—. Como ya te dije, yo soy especialista en fūinjutsu. El tema del agua y la comida no llegaría a ser un problema. Podría llegar a sellarme un jodido lago en un pergamino —exageró—. Y respecto al viaje… Está claro que no podemos ir solos. Pero nadie dijo que lo haríamos así, ¿verdad? Teníamos pensado agenciarnos con un guía que nos llevase a Inaka. Y una vez allí… Bueno, intentar investigar mejor sobre el tema. El problema que tenemos es que preguntamos sobre las Pirámides de Sanbei a gente que vive en el País del Fuego, del Bosque, de la Tormenta… Es como preguntarle a un ameriense sobre un día soleado. Vale, quizá hasta haya visto alguno, pero nadie como alguien que vive en un jodido desierto para explicarte lo que verdaderamente es el calor. Lo mismo en este caso. Seguro que en Inaka encontraremos más respuestas a nuestras preguntas.
»Mira, te propongo una cosa —continuó Datsue—. Continua con tu vida, trata de rellenar esos huecos que la pérdida de tu memoria ha dejado… y en un mes volvamos a encontrarnos. En Aliento Nevado, en pleno invierno. No creo que haya una fecha mejor para atravesar un desierto. Y ahí decidimos si aventurarnos o no. ¿Qué me dices?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado