25/10/2017, 17:25
Tras reír, estampó su puño contra su mano, en un gesto de seguridad. Sin miedo, afirmó que esa era la Aiko que él conocía, exclamando que así le gustaba. Sin embargo, no tardó en retractarse. El chico, tras meditarlo por un instante, dejó claro que antes debía arreglar sus asuntos. Lo primero que debía hacer era informar en su aldea de que estaría ausente un tiempo, y que con tal de no levantar sospechas, ya se inventaría algo. Afirmó que dado que tenía ese asunto, podía aprovechar para pillar la bebida. Que compraría un pergamino, y se dirigiría hacia Ushi, un pueblo en el que al parecer tenían unos enormes contenedores de agua, con los que arreglaría el problema. Entre una cosa y otra, aproximadamente una semana.
«Vaya... entonces me toca a mi poner...»
Y no, la chica no se equivocaba al pensarlo. Datsue, que ya tenía otras tareas, le encomendó a la pelirroja que se encargase de la comida. La chica se llevó la mano al mentón, meditando en ello. El problema no recaía solamente en el impacto económico —que también— si no que además tenía que mover toda esa comida hasta el punto de encuentro, y evidentemente no podía llevar tan solo un par de bocadillos consigo. Como mínimo debía llevar comida para dos cubriendo un par de semanas, eso como mínimo...
—Pues la verdad, no me importa encargarme de la comida, pero... ¿cómo diantres voy a llevar conmigo todo lo que cocine y compre? El de las técnicas de sellado eres tu... —informó a su antagonista.
»Lo único que se me ocurre es que quedemos aquí en una semana, y me ayudes con el tema de la comida. Mas que nada, porque la comida se mantiene bien dentro del pergamino, ¿no? Llevarla durante un viaje desde Amegakure hasta aquí, además de costoso sería arriesgado, porque se podría echar a perder.
«Vaya... entonces me toca a mi poner...»
Y no, la chica no se equivocaba al pensarlo. Datsue, que ya tenía otras tareas, le encomendó a la pelirroja que se encargase de la comida. La chica se llevó la mano al mentón, meditando en ello. El problema no recaía solamente en el impacto económico —que también— si no que además tenía que mover toda esa comida hasta el punto de encuentro, y evidentemente no podía llevar tan solo un par de bocadillos consigo. Como mínimo debía llevar comida para dos cubriendo un par de semanas, eso como mínimo...
—Pues la verdad, no me importa encargarme de la comida, pero... ¿cómo diantres voy a llevar conmigo todo lo que cocine y compre? El de las técnicas de sellado eres tu... —informó a su antagonista.
»Lo único que se me ocurre es que quedemos aquí en una semana, y me ayudes con el tema de la comida. Mas que nada, porque la comida se mantiene bien dentro del pergamino, ¿no? Llevarla durante un viaje desde Amegakure hasta aquí, además de costoso sería arriesgado, porque se podría echar a perder.