¿Qué te he dicho de meterte mierda en el cuerpo?

[Inuzuka Nabi]

—Oh, ya veo el problema aquí. ¿Sabes? Dicen que los perros se parecen a los dueños.

¿Me está llamando tuerto?

. Hmm… Al menos psicológicamente.

Justo como si me hubiera leido la mente, no, de hecho, si me estuviera leyendo la mente le hubiera costado más tiempo contestar. Me crucé de brazos porque aún así me había ofendido, sin embargo, me recuperé cuando pensé en la respuesta perfecta. Llevandome una mano a la boca para dejarla a escasos milimetros de la misma con dramatismo

— ¿No me estarás confesando que ahora eres bifalico porque te está saliendo otra colita al lado de tu colita? Ya sabes, como tienes un bicho con colitas.

Despues se pasó un buen rato hablando de los muchos romances que había tenido, pero en lo que el llamaba romances yo veia mojar sus dos churros en diferentes salsas y despues pasar a la siguiente sin siquiera quedarse a ver si esa salsa era la suya o no. Yo buscaba la salsa definitiva, una salsa que me llene de salsa la vida, y si podía ser chocolate mejor. Chocolate...

Me había perdido un poco en mi cabeza, por suerte, en el rato que tardaba Datsue en sacarnos de su caja fuerte tenía tiempo para contestarle, con diapositivas y rezando un par de Kami-sama nuestro en mis descansos de quince minutos entre discurso y discurso.

— No quiero ser ni soltero de oro, ni de plata, ni de bronce. Si tengo que encontrar algo quiero encontrar el amor, no una fiesta de salsas de usar y tirar. Nuestra vida es demasiado corta para pasar por una fase de promiscuidad antes de buscar el amor.