¿Qué te he dicho de meterte mierda en el cuerpo?

[Uchiha Datsue]

Datsue se consideraba un tipo culto, pero la triste verdad era que no sabía lo que era un bifálico. Cuando Nabi bromeó con sus colitas, sin embargo, creyó intuir a qué se refería con aquel término.

—¡Estás enfermo! —exclamó, componiendo una mueca asqueada—. De verdad, tienes una mente perversa… —No se lo dijo como acusación, sino más bien… como alguien que bromea sobre ello y le causa gracia.

Fuese como fuese, ambos ninjas salieron al fin de su domicilio. Datsue repitió el proceso de antes: triple cerrojo, dejando aquello cerrado a cal y canto. Nabi, por su parte, argumentó que la vida era demasiado corta como para perderse en la fase de la promiscuidad, y que lo que él quería era encontrar el amor.

—Ah, ¡el amor! ¡Ese gran invento! —exclamó el Uchiha—. Yo opino lo contrario. Creo que nuestras vidas son demasiado cortas y efímeras como para malgastar el tiempo buscando lo imposible. Deberíamos, en su lugar, aprovecharlo para pasárnoslo bien. Mira, fíjate en mi vecina, Koko —bajó la voz, mientras empezaba a bajar por las escaleras—. Cinco meses atrás vino a mi casa. Encontró una de esas revistas… ya sabes, de esas —dijo, guiñándole un ojo—. Mira, no sabía ni para qué se follaba —explicó, hablando en bruto—. Te lo juro. Creía que solo era para tener hijos, como si no hubiese ningún tipo de placer en ello. Akame, por su parte, ya te lo describí. Todo un profesional. Le hablaban de mujeres y él respondía que él las prefería con el pelo largo, porque así era más fácil agarrarlas en pleno combate y derribarlas. Te lo juro, así de profesional. Cero interés en lo otro. Vale, pues, dos meses más tarde a mi encuentro con Koko, ella conoce a Akame en el torneo, y se besan al segundo día. —Aquello, más que por el propio Akame, que era más agarrado que él mismo con su dinero para aquellos temas, lo conocía por Chokichi—. Al tercero… Bueno, juraría que al tercero llegaron al cielo —dijo, esbozando una sonrisa. Akame nunca se lo había confirmado, pero… Datsue tenía sus sospechas. Sospechas para nada infundadas—. ¿Crees que estaban enamorados ya al tercer día? Ni de coña —respondió por él—. Pero no perdieron el tiempo. Y no parecen para nada arrepentidos por ello. Al contrario. Akame parece más feliz que nunca.

»Lo que quiero decirte con esto, Nabi... Es que no deberíamos perder el tiempo esperando a que llegase ese amor de los libros de fantasía. Simplemente... dejarnos llevar. Que la vida de un ninja puede ser demasiado corta para desaprovechar... oportunidades. ¿Sabes a lo que me refiero?