Ensimismada, con la mente danzando en una ligera lluvia, y la mirada posada en el inmenso azul —en este caso gris— la pelirroja fue incapaz de darse cuenta de que una de las personas circundantes la había tomado como objetivo. Sus paso le llevaron a presentarse a ella, a una distancia mas que razonable para tampoco llamar su atención de manera temeraria, pero tampoco para caer en el olvido. Un inmenso paraguas le protegía de la lluvia, como si ésta no llamase su atención. Vestía un abrigo de cuero, y... lo que realmente le llamó la atención no fue su manera de presentarse, sabiendo cómo se llamaba la inmortal, si no su rostro. Había visto ese rostro en algún momento, estaba totalmente segura, pero no recordaba con precisión dónde.
—Buenos días... —apresuró a contestar.
Intentó mostrar una cordial sonrisa, pero quizás no le quedó demasiado fiable. La chica analizaba con rapidez los últimos recuerdos, puesto que seguramente no lo conocía de algo anterior... Los dojos, los alojamientos, el camino de regreso, el tanatorio... mil y una vueltas, hasta que cayó en cuenta. Si, ya sabía de qué lo conocía, estaba completamente segura.
—Oye, tu eres el chico que andaba con otro tipo de piel azul, ¿verdad? —preguntó, sin miedo. —Eres quien me ayudó con eso de los alojamientos, si mal no recuerdo.
Tenía poco que apostar, pero apostaría su vida a que no se equivocaba. Ese chico, era el mismo... aunque, algo había cambiado desde entonces. El chico parecía aún mas serio —sereno si cabe decir— y tenía algo en su vestimenta que claramente lo hacía destacar, un chaleco militar que normalmente está privado para los genin. Ése simple y sencillo hecho lo daba a relucir como superior suyo, Chunin al menos.
¿De qué conocía a ese chico? Sendas veces la había tratado de Watasashi Aiko, pero ella era incapaz de devolverle la cordial bienvenida...
—Se que te sonará raro, pero... ¿de qué nos conocemos? —preguntó de nuevo, sin pelos en la lengua. —No te harías a la idea del jaleo que tengo en la cabeza...
No era excusa, pero... decía la verdad.
—Buenos días... —apresuró a contestar.
Intentó mostrar una cordial sonrisa, pero quizás no le quedó demasiado fiable. La chica analizaba con rapidez los últimos recuerdos, puesto que seguramente no lo conocía de algo anterior... Los dojos, los alojamientos, el camino de regreso, el tanatorio... mil y una vueltas, hasta que cayó en cuenta. Si, ya sabía de qué lo conocía, estaba completamente segura.
—Oye, tu eres el chico que andaba con otro tipo de piel azul, ¿verdad? —preguntó, sin miedo. —Eres quien me ayudó con eso de los alojamientos, si mal no recuerdo.
Tenía poco que apostar, pero apostaría su vida a que no se equivocaba. Ese chico, era el mismo... aunque, algo había cambiado desde entonces. El chico parecía aún mas serio —sereno si cabe decir— y tenía algo en su vestimenta que claramente lo hacía destacar, un chaleco militar que normalmente está privado para los genin. Ése simple y sencillo hecho lo daba a relucir como superior suyo, Chunin al menos.
¿De qué conocía a ese chico? Sendas veces la había tratado de Watasashi Aiko, pero ella era incapaz de devolverle la cordial bienvenida...
—Se que te sonará raro, pero... ¿de qué nos conocemos? —preguntó de nuevo, sin pelos en la lengua. —No te harías a la idea del jaleo que tengo en la cabeza...
No era excusa, pero... decía la verdad.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)