27/10/2017, 11:26
(Última modificación: 27/10/2017, 11:27 por Uzumaki Eri.)
El chico que la acompañaba se apoyó en la mesa y luego se acercó a ella, subiéndola el mentón para que le mirase a los ojos. Luego volvió a sentarse y sonrió.
— No tienes que lamentarte, muchas veces yo digo cosas peores. —en eso estaba de acuerdo —. Además no me ha dolido nada, así que sin daño tampoco hay culpables ¿no? Sé que eres buena y amable, no podría tomarme nada de lo que me digas como algo malo. Sobretodo teniendo en cuenta que la mayoría de cosas que dices de mi son ciertas.
—¡Eso es mentira! —exclamó, y luego, ante la mirada de reproche de muchos de los clientes hicieron que bajase la voz mientras se encogía de hombros —. Quiero decir, antes te comportabas ligeramente de otra manera, y ahora que has vuelto hay costumbres de las que yo no era consciente, por eso te he... —se detuvo, tomándose ambas manos por debajo de la silla —. Simplemente necesito hacerme al nuevo Nabi, solo un poco, y dejaré de decir cosas tan horribles, confía en mí.
Eso último fue dicho mientras se señalaba con su dedo índice a sí misma.
—Eres un buen chico y la verdad es que siempre te he considerado como un amigo... —murmuró la chica —. No quiero que por una metedura de pata eso cambie...
— No tienes que lamentarte, muchas veces yo digo cosas peores. —en eso estaba de acuerdo —. Además no me ha dolido nada, así que sin daño tampoco hay culpables ¿no? Sé que eres buena y amable, no podría tomarme nada de lo que me digas como algo malo. Sobretodo teniendo en cuenta que la mayoría de cosas que dices de mi son ciertas.
—¡Eso es mentira! —exclamó, y luego, ante la mirada de reproche de muchos de los clientes hicieron que bajase la voz mientras se encogía de hombros —. Quiero decir, antes te comportabas ligeramente de otra manera, y ahora que has vuelto hay costumbres de las que yo no era consciente, por eso te he... —se detuvo, tomándose ambas manos por debajo de la silla —. Simplemente necesito hacerme al nuevo Nabi, solo un poco, y dejaré de decir cosas tan horribles, confía en mí.
Eso último fue dicho mientras se señalaba con su dedo índice a sí misma.
—Eres un buen chico y la verdad es que siempre te he considerado como un amigo... —murmuró la chica —. No quiero que por una metedura de pata eso cambie...