28/10/2017, 00:11
Mis pies me siguieron adentrando en el interior de la cueva, pude ver como parecía ampliarse y en su techo como iban apareciendo una gran cantidad de agujas de roca que amenazaban en caer en cualquier momento, o eso me pareció, me mantuve bastante pegado a la pared, porque lo había dicho la kunoichi, y porque ya había visto la razón de su orden. No obstante, los segundos de calma después de la tormenta duraron poco, pude escuchar la voz de Karamaru al fondo, no sabía con exactitud que había dicho pero un murmullo lejano llegué a captar y poco después como su cuerpo volaba a gran velocidad hacia el interior de la cueva, no había visto el final del túnel pero seguramente el calvo estaría allí mucho más rápido que todos, la pregunta era ¿estaría bien?
"Siempre complicando las cosas" Suspiré con resignación.
Repentinamente todas las estalactitas vibraron con el augurio de caer en cualquier momento y no pude hacer nada más que voltear a ver hacia Mogura y quizá un poco más allá, mi cara de sorpresa le diría todo a Manase, más preferí seguir caminando un poco más rápido y alerta por sí alguna de las lanzas rocosas se lanzaba contra el suelo de la cueva. Avancé en silencio y con cierto temor de que nosotros fuéramos los siguientes. Fue cuestión de segundos para que la poca luz que nos guiaba fuera desapareciendo casi en su totalidad, mis orbes casi no podían ver nada pero se escuchaban voces, voces lamentándose.
El crujir de una de las estalactitas advirtió su precipitación tras el grito de la única chica presente, pero en vez de escuchar el choque contra el suelo rocoso, ésta se hundió en un líquido, líquido que no había visto, tampoco escuchado hasta que la roca cayó. "¿Habrá un lago subterráneo por aquí?"
Seguí avanzando pero no tan rápido como antes, no lograba ver casi nada, mantuve el contacto de mi mano con la pared y mis pasos fueron más cuidadosos. Sentí cierta humedad y logré escuchar algunas gotas caer desde lo alto, pero no lograba ver ni oír al calvo, la situación parecía ir de mal en peor. —Mogura, casi no veo nada, ten cuidado.— Murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara, para que escuchara mi tono de duda e indecisión.
"Siempre complicando las cosas" Suspiré con resignación.
Repentinamente todas las estalactitas vibraron con el augurio de caer en cualquier momento y no pude hacer nada más que voltear a ver hacia Mogura y quizá un poco más allá, mi cara de sorpresa le diría todo a Manase, más preferí seguir caminando un poco más rápido y alerta por sí alguna de las lanzas rocosas se lanzaba contra el suelo de la cueva. Avancé en silencio y con cierto temor de que nosotros fuéramos los siguientes. Fue cuestión de segundos para que la poca luz que nos guiaba fuera desapareciendo casi en su totalidad, mis orbes casi no podían ver nada pero se escuchaban voces, voces lamentándose.
El crujir de una de las estalactitas advirtió su precipitación tras el grito de la única chica presente, pero en vez de escuchar el choque contra el suelo rocoso, ésta se hundió en un líquido, líquido que no había visto, tampoco escuchado hasta que la roca cayó. "¿Habrá un lago subterráneo por aquí?"
Seguí avanzando pero no tan rápido como antes, no lograba ver casi nada, mantuve el contacto de mi mano con la pared y mis pasos fueron más cuidadosos. Sentí cierta humedad y logré escuchar algunas gotas caer desde lo alto, pero no lograba ver ni oír al calvo, la situación parecía ir de mal en peor. —Mogura, casi no veo nada, ten cuidado.— Murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara, para que escuchara mi tono de duda e indecisión.