29/10/2017, 14:20
El Uchiha obedeció con una media sonrisa y se recostó entre las piernas de su amada, apoyándose suavemente y dejando caer la cabeza entre sus pechos. Aquella postura siempre le relajaba, le hacía sentir protegido y cálido. La tensión que había ido acumulando durante aquellos días por no saber cómo se encontraba Koko se había disipado por completo, pero... Por alguna razón, no se encontraba a gusto. No era como antes.
Estaba aquella risa. Y luego las pesadillas, las horrendas imágenes, y la carne de Koko calcinándose por su propio fuego.
Akame se revolvió, inquieto, justo cuando ella le preguntaba.
—Estoy bien, Koko-chan, de verdad. Solo... He dormido poco esta noche —aseguró, sin mucha convicción—. Seguro que mañana estaré mucho mejor. Sarutobi-sama va a encargarse de que todo esté bien, pronto la Aldea volverá a lo que siempre debió ser y...
»Reinará la paz.
Sintió extrañas aquellas palabras nada más decirlas. Probablemente Koko también advirtiera que había algo distinto en él, en su voz. Un ligero toque, un minúsculo deje, profundo y siniestro. Akame se quedó callado unos segundos, como si temiese que aquel efecto oscuro pudiera tomar su voz si volvía a hablar.
—He pensado que... Podríamos dormir juntos esta noche —propuso el Uchiha.
Realmente no tenía cuerpo para retozones ni juegos. No se trataba de eso. En aquel momento, Koko era lo único que —pensaba Akame— podía sacarle de aquellas pesadillas. Tal vez si dormía con ella, el Ichibi le dejaría en paz.
Estaba aquella risa. Y luego las pesadillas, las horrendas imágenes, y la carne de Koko calcinándose por su propio fuego.
Akame se revolvió, inquieto, justo cuando ella le preguntaba.
—Estoy bien, Koko-chan, de verdad. Solo... He dormido poco esta noche —aseguró, sin mucha convicción—. Seguro que mañana estaré mucho mejor. Sarutobi-sama va a encargarse de que todo esté bien, pronto la Aldea volverá a lo que siempre debió ser y...
»Reinará la paz.
Sintió extrañas aquellas palabras nada más decirlas. Probablemente Koko también advirtiera que había algo distinto en él, en su voz. Un ligero toque, un minúsculo deje, profundo y siniestro. Akame se quedó callado unos segundos, como si temiese que aquel efecto oscuro pudiera tomar su voz si volvía a hablar.
—He pensado que... Podríamos dormir juntos esta noche —propuso el Uchiha.
Realmente no tenía cuerpo para retozones ni juegos. No se trataba de eso. En aquel momento, Koko era lo único que —pensaba Akame— podía sacarle de aquellas pesadillas. Tal vez si dormía con ella, el Ichibi le dejaría en paz.