30/10/2017, 19:03
Mientras ambos ninjas médicos avanzaban en el interior de la cueva, un dudoso Karamaru ponía a prueba nuevamente la paciencia de la superior. Claro estaba que esta mujer era totalmente ajena a tal concepto y, por tanto, el calvo tendría que pagar las consecuencias de sus actos.
Unos gritos en el ingreso de la cueva dieron lugar al ruido de un algo cayendo en un algo un poco más liquido. Seguidamente el lugar temblaría ligeramente y las afiladas rocas del techo dudarían en dejarse caer o no sobre lo que sea que hubiese debajo.
Mogura no tenía intenciones de unirse a Karamaru en donde fuese que hubiese caído ni tampoco volverse un alfiletero. Keisuke en un momento se voltearía para verle y no vería mucho mas que la seria expresión de un ninja que bien podría decirle algo que él ya habría escuchado demasiadas veces: "No perdamos tiempo, Inoue Keisuke".
—Mogura, casi no veo nada, ten cuidado.—
Comentaría el pelirrojo sobre la situación que enfrentaban, la luz se hacía cada vez más escasa al punto de que ya casi no se veía nada.
No perdamos tiempo, Inoue Keisuke.
Al final tuvo que soltarlo, si estaban adentrándose en una oscura cueva siguiendo la pared, o bien les caería una estalactita en la cabeza y sus problemas se terminarían ó llegarían a un lugar donde al menos hubiese una mendiga fogata y con un poco de suerte para ellos, algunos heridos que atender.
Unos gritos en el ingreso de la cueva dieron lugar al ruido de un algo cayendo en un algo un poco más liquido. Seguidamente el lugar temblaría ligeramente y las afiladas rocas del techo dudarían en dejarse caer o no sobre lo que sea que hubiese debajo.
Mogura no tenía intenciones de unirse a Karamaru en donde fuese que hubiese caído ni tampoco volverse un alfiletero. Keisuke en un momento se voltearía para verle y no vería mucho mas que la seria expresión de un ninja que bien podría decirle algo que él ya habría escuchado demasiadas veces: "No perdamos tiempo, Inoue Keisuke".
—Mogura, casi no veo nada, ten cuidado.—
Comentaría el pelirrojo sobre la situación que enfrentaban, la luz se hacía cada vez más escasa al punto de que ya casi no se veía nada.
No perdamos tiempo, Inoue Keisuke.
Al final tuvo que soltarlo, si estaban adentrándose en una oscura cueva siguiendo la pared, o bien les caería una estalactita en la cabeza y sus problemas se terminarían ó llegarían a un lugar donde al menos hubiese una mendiga fogata y con un poco de suerte para ellos, algunos heridos que atender.
Hablo - Pienso