31/10/2017, 02:44
—Imposible, los habitantes de este pueblo son los únicos lo suficientemente obstinados como para quedarse a vivir aquí..., y aun así la tienen difícil —declaro el sujeto del parche—. El resto de este lugar es una extensión de cientos de kilómetros cuadrados de tierras demasiado frías para ser habitadas por humanos.
Luego de escuchar aquello, el joven de Uzushio tomo a la chica en brazos y la llevo hasta afuera, más que nada porque el veterinario parecía estar sumamente incómodo con la idea de acercarse a aquella peligrosa señorita. Kōtetsu coloco a la jovencita, que yacía mínimamente vestida, junto a un establo en donde llegaba una brisa bastante fría.
Pasaron unos minutos y el rostro y cuerpo de la chica comenzaron a verse mucho menos tensos y adoloridos.
—Fresco —dijo la chica, mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de alivio.
—¿De dónde vienes? ¿Dónde vives?— Pregunto Keisuke sin pensarlo, necesitaba una respuesta.
—¡Extraño, grosero, tosco, descortés! —reclamo la muchachita, ofendida por que se le hablara con tanta exigencia—. ¡Extraños de lugares extraños, presentar primero! Todos, educación conocida.
Hakagurē no pudo evitar el emitir una honesta y sonora carcajada que casi termina en un ataque de tos debido al frio. Miro a Keisuke con diversión y luego procedió a hablar:
—Mi nombre es Hakagurē Kōtetsu y estoy de paso por estas tierras —afirmo con calmada simplicidad y una reverencia—. Y no tenemos intenciones de hacerte daño, solo tenemos muchas preguntas que hacerte.
Luego de escuchar aquello, el joven de Uzushio tomo a la chica en brazos y la llevo hasta afuera, más que nada porque el veterinario parecía estar sumamente incómodo con la idea de acercarse a aquella peligrosa señorita. Kōtetsu coloco a la jovencita, que yacía mínimamente vestida, junto a un establo en donde llegaba una brisa bastante fría.
Pasaron unos minutos y el rostro y cuerpo de la chica comenzaron a verse mucho menos tensos y adoloridos.
—Fresco —dijo la chica, mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de alivio.
—¿De dónde vienes? ¿Dónde vives?— Pregunto Keisuke sin pensarlo, necesitaba una respuesta.
—¡Extraño, grosero, tosco, descortés! —reclamo la muchachita, ofendida por que se le hablara con tanta exigencia—. ¡Extraños de lugares extraños, presentar primero! Todos, educación conocida.
Hakagurē no pudo evitar el emitir una honesta y sonora carcajada que casi termina en un ataque de tos debido al frio. Miro a Keisuke con diversión y luego procedió a hablar:
—Mi nombre es Hakagurē Kōtetsu y estoy de paso por estas tierras —afirmo con calmada simplicidad y una reverencia—. Y no tenemos intenciones de hacerte daño, solo tenemos muchas preguntas que hacerte.