1/11/2017, 01:56
La fría muchacha miro con un tanto de desconfianza a aquel par que le parecía tan extraño. No entendía bien lo que estaba sucediendo, por lo que le tomo un poco de tiempo el responder.
—Sepayauitl, poder llamar.
A Kōtetsu aquel nombre le resulto muy extraño, en nada parecido a los que alguna vez hubiese escuchado. No tuvo mucho tiempo para meditarlo, pues su compañero se le quedo viendo como pidiéndole que propusiera algo. El joven busco entre sus ropajes como si hubiese perdido sus llaves, para luego hacer aparecer en su mano un envoltorio brillante y rectangular.
—¿Quieres un poco de chocolate? —pregunto, sin estar seguro de si aquella chica conocía esa golosina.
—¿Xokolatl? —pregunto con una entonación muy particular y fluida, luego de recibir con recelo la barra de dulce.
La muchacha retiro el envoltorio metálico con curiosidad y cuidado. Al principio se le hizo extraño aquel olor fuerte y dulce que provenía de aquella cosa marrón y dura como la madera. Por puro instinto, su paladar le exigió que la probase para acallar a su hambriento estómago. Se llevó la tableta a los labios y quebró una de las esquinas. Comenzó a masticar mientras mantenía una expresión neutra… Hasta que de pronto sus mejillas se sonrojaron y sus ojos se iluminaron mientras el sabor del cacao acariciaba sus papilas gustativas.
—Bueno, sabroso —articulo torpemente.
Para cuando termino con su dulce se encontraba con los alrededores de la boca llenos de chocolate, pero también estaba de mucho mejor humor.
—Probable, no secuestro —admitió mientras miraba sus alrededores—. Pero… guerreros, interrogatorio, muy sospechoso.
—Sí, somos… guerreros… con preguntas —admitió el peliblanco— Pero solo estamos de paso por estas tierras. Venimos de lugares muy lejanos.
—Extraños… Pero educación, Keisuke, Kōtetsu, preguntar a Sepayauitl.
—Creo que ya podemos hacer nuestras preguntas —se aventuró a afirmar Hakagure.
—Sepayauitl, poder llamar.
A Kōtetsu aquel nombre le resulto muy extraño, en nada parecido a los que alguna vez hubiese escuchado. No tuvo mucho tiempo para meditarlo, pues su compañero se le quedo viendo como pidiéndole que propusiera algo. El joven busco entre sus ropajes como si hubiese perdido sus llaves, para luego hacer aparecer en su mano un envoltorio brillante y rectangular.
—¿Quieres un poco de chocolate? —pregunto, sin estar seguro de si aquella chica conocía esa golosina.
—¿Xokolatl? —pregunto con una entonación muy particular y fluida, luego de recibir con recelo la barra de dulce.
La muchacha retiro el envoltorio metálico con curiosidad y cuidado. Al principio se le hizo extraño aquel olor fuerte y dulce que provenía de aquella cosa marrón y dura como la madera. Por puro instinto, su paladar le exigió que la probase para acallar a su hambriento estómago. Se llevó la tableta a los labios y quebró una de las esquinas. Comenzó a masticar mientras mantenía una expresión neutra… Hasta que de pronto sus mejillas se sonrojaron y sus ojos se iluminaron mientras el sabor del cacao acariciaba sus papilas gustativas.
—Bueno, sabroso —articulo torpemente.
Para cuando termino con su dulce se encontraba con los alrededores de la boca llenos de chocolate, pero también estaba de mucho mejor humor.
—Probable, no secuestro —admitió mientras miraba sus alrededores—. Pero… guerreros, interrogatorio, muy sospechoso.
—Sí, somos… guerreros… con preguntas —admitió el peliblanco— Pero solo estamos de paso por estas tierras. Venimos de lugares muy lejanos.
—Extraños… Pero educación, Keisuke, Kōtetsu, preguntar a Sepayauitl.
—Creo que ya podemos hacer nuestras preguntas —se aventuró a afirmar Hakagure.