6/11/2017, 14:52
La mujer rápidamente se adentró en la cocina y no mucho tiempo después salió con un plato en las manos que soltaba un ligero humillo que sin lugar a dudas afirmaba que el plato era caliente, y el joven peliblanco empezó a salivar en cuanto tuvo delante aquel maravilloso plato de arroz con curry.
— Come, hombre, come. Que esos pueden tardar un buen rato. De todas formas, ¿no erais dos?
La mujer le invitó a empezar tras una palmada en la espalda, pero se dio cuenta de que faltaba uno de los dos guardias y Riko, entre las prisas y el hambre que tenía no se había dado ni cuenta de que había dejado a Koko por el camino.
— ¡Es verdad, falta Koko! Espera que voy a buscarla que se habrá quedado fuera descansando un momento, no tardo.
Y se levantó rápidamente dirigiéndose a la puerta, aunque a medio camino se giró, se dirigió al plato y lo probó.
— ¡Está delicioso! — Y entonces sí, salió del lugar con toda la prisa del mundo, con ganas de comer cuanto antes.
Pero para su sorpresa la rubia no se encontraba en la puerta del establecimiento si no que estaba asomada al establo, por lo que el peliblanco se acercó a ella, dándola unos toquecitos suaves en el hombro, por si no le había escuchado llegar y esperaría a ver su reacción antes de decir o hacer nada.
— Come, hombre, come. Que esos pueden tardar un buen rato. De todas formas, ¿no erais dos?
La mujer le invitó a empezar tras una palmada en la espalda, pero se dio cuenta de que faltaba uno de los dos guardias y Riko, entre las prisas y el hambre que tenía no se había dado ni cuenta de que había dejado a Koko por el camino.
— ¡Es verdad, falta Koko! Espera que voy a buscarla que se habrá quedado fuera descansando un momento, no tardo.
Y se levantó rápidamente dirigiéndose a la puerta, aunque a medio camino se giró, se dirigió al plato y lo probó.
— ¡Está delicioso! — Y entonces sí, salió del lugar con toda la prisa del mundo, con ganas de comer cuanto antes.
Pero para su sorpresa la rubia no se encontraba en la puerta del establecimiento si no que estaba asomada al establo, por lo que el peliblanco se acercó a ella, dándola unos toquecitos suaves en el hombro, por si no le había escuchado llegar y esperaría a ver su reacción antes de decir o hacer nada.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»