7/11/2017, 02:01
«Esto está mal »razonó la kunoichi al escuchar —vagamente— lo que aquellos dos entes discutían entre sí. Después de todo, ¿por qué otro motivo podrían mearse al ver a dos shinobis? Definitivamente había algo raro dentro de ese carromato y se estaba ocultando demasiado, inclusive a Riko y a ella que se suponía eran agentes de la ley, o bueno, hasta cierto punto, pues cualquiera podría contratarlos para matar a alguien y no necesariamente sería algo bueno, ¿o sí?
Cualquiera fuese el caso, aquello que estaban resguardando no era nada realmente bueno, y ya ella se encargaría de comprobar…
De momento, se conformaría con alejarse, sigilosamente igual a cómo se había acercado, no quería levantar la guardia de aquellos dos ni de ningún otro mientras se movía. Además, ¿qué tenía que hacer ella allí? Absolutamente nada, tenía que estar dentro de la residencia comiendo al igual que Riko.
Sí, igual a esa persona que tenía literalmente delante y que por poco casi besa de casualidad al voltearse.
—Bueno… — murmuró inocentemente retrocediendo un simple paso.
¿Qué podía hacer? No era conveniente comentarle acerca de absolutamente todo, menos de ponerle al tanto justo delante de aquel establo donde aquellos dos se estaban poniendo al tanto de todo.
—Ven —le dijo en un murmullo, mientras avanzaba aún agazapada en dirección a la puerta del local—. No te fíes de nadie, no bebas ni comas nada que te ofrezcan —le decía mientras avanzaba, esperando que el albino la escuchase.
Definitivamente no podían fiarse de esa gente, y probablemente tendrían que hacer algo al respecto porque, algo estarían ocultando de los shinobis.
Cualquiera fuese el caso, aquello que estaban resguardando no era nada realmente bueno, y ya ella se encargaría de comprobar…
De momento, se conformaría con alejarse, sigilosamente igual a cómo se había acercado, no quería levantar la guardia de aquellos dos ni de ningún otro mientras se movía. Además, ¿qué tenía que hacer ella allí? Absolutamente nada, tenía que estar dentro de la residencia comiendo al igual que Riko.
Sí, igual a esa persona que tenía literalmente delante y que por poco casi besa de casualidad al voltearse.
—Bueno… — murmuró inocentemente retrocediendo un simple paso.
¿Qué podía hacer? No era conveniente comentarle acerca de absolutamente todo, menos de ponerle al tanto justo delante de aquel establo donde aquellos dos se estaban poniendo al tanto de todo.
—Ven —le dijo en un murmullo, mientras avanzaba aún agazapada en dirección a la puerta del local—. No te fíes de nadie, no bebas ni comas nada que te ofrezcan —le decía mientras avanzaba, esperando que el albino la escuchase.
Definitivamente no podían fiarse de esa gente, y probablemente tendrían que hacer algo al respecto porque, algo estarían ocultando de los shinobis.