7/11/2017, 21:41
Akame levantó la mirada un momento del libro que fingía leer al escuchar pasos acercándose. Primero pensó que alguien le había descubierto, pero luego descartó la hipótesis. «Vamos tras un simple profesor, no un capo de la mafia». Un rostro y una voz conocidas le confirmaron que todo andaba bien; era Juro, el shinobi de Kusa, que parecía bastante nervioso.
—Está en la entrada principal, fumando. Keisuke lo vigila —susurró el kusajin.
El Uchiha asintió y cerró de golpe el libro, guardándolo bajo su chaqueta. Luego le hizo una seña a Juro para que ambos se movieran rápidamente hacia donde había visto al profesor.
Por su parte, Keisuke seguía viendo a Muten Rōshi mientras éste apuraba su cigarrillo. Eran casi las ocho menos cuarto, y evidentemente el profesor tenía prisa. Con dos largas pitadas despachó el tabaco —que estaba lejos de acabarse— y lo dejó caer al suelo para luego aplastarlo con el tacón de sus elegantes zapatos.
Seguidamente miró a izquierda y derecha, se ajustó el haori y se dio media vuelta para ingresar en la Escuela. Todo había sucedido en apenas momentos. ¿Qué haría Keisuke? ¿Seguiría al tipo o esperaría a que sus compañeros llegasen? Akame y Juro probablemente no tardarían ni dos minutos en aparecer, pero quién sabe si en ese tiempo el profesor podría perderse entre el bullicio de los estudiantes que ahora comenzaban a llegar.
—Está en la entrada principal, fumando. Keisuke lo vigila —susurró el kusajin.
El Uchiha asintió y cerró de golpe el libro, guardándolo bajo su chaqueta. Luego le hizo una seña a Juro para que ambos se movieran rápidamente hacia donde había visto al profesor.
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Por su parte, Keisuke seguía viendo a Muten Rōshi mientras éste apuraba su cigarrillo. Eran casi las ocho menos cuarto, y evidentemente el profesor tenía prisa. Con dos largas pitadas despachó el tabaco —que estaba lejos de acabarse— y lo dejó caer al suelo para luego aplastarlo con el tacón de sus elegantes zapatos.
Seguidamente miró a izquierda y derecha, se ajustó el haori y se dio media vuelta para ingresar en la Escuela. Todo había sucedido en apenas momentos. ¿Qué haría Keisuke? ¿Seguiría al tipo o esperaría a que sus compañeros llegasen? Akame y Juro probablemente no tardarían ni dos minutos en aparecer, pero quién sabe si en ese tiempo el profesor podría perderse entre el bullicio de los estudiantes que ahora comenzaban a llegar.