11/11/2017, 19:32
—¿Otra vez con eso del mar? ¡qué cansino, joder! además, se supone que el mar no es sólo mi territorio. Es el territorio de todos los amejin, pues nos entrenan para ser más habilidosos que el resto siempre que haya agua rodeándonos. ¿O es que te saltaste esa clase de la academia?
Ya, los shinobis de ame entrenaban para convivir con el agua. Con el agua de la lluvia, con el agua del lago que los rodeaba. Sin embargo, y esperaba que el pez no pudiera leerme la mente, ese estúpido pescado estaba olvidándose de una cosa: Él era, literalmente, como un pez en el agua. Yo, sin embargo, aún era un pájaro que estaba intentando aprender a volar. No merecía la pena que me diera una paliza.
—En fin, que si no nos vamos a pegar, realmente no me apetece seguir esta absurda conversación. Cuando te crezcan un par de cojones y quieras medirte conmigo, vivo en el sector Mizouku. Búscame y nos pegamos como debe ser.
—Adiós, Umikiba Kaido, algún día te buscare, no te preocupes.
Pero ese día no sería pronto. No tan pronto como el hombre pez lo deseaba. Yo no estaba preparado. Me falta entrenamiento. Mucho entrenamiento. Y aún tenía que descubrir los entresijos del pacto con los cuervos. Aún tenía que aprender alguna que otra técnica de las de mi padre.
Sin embargo, tal vez el destino tenía otros planes para nosotros. Al menos, eso fue lo que pensé mientras volvía a casa. La verdad era que ya no me quedaban ganas de seguir por la calle.
Ya, los shinobis de ame entrenaban para convivir con el agua. Con el agua de la lluvia, con el agua del lago que los rodeaba. Sin embargo, y esperaba que el pez no pudiera leerme la mente, ese estúpido pescado estaba olvidándose de una cosa: Él era, literalmente, como un pez en el agua. Yo, sin embargo, aún era un pájaro que estaba intentando aprender a volar. No merecía la pena que me diera una paliza.
—En fin, que si no nos vamos a pegar, realmente no me apetece seguir esta absurda conversación. Cuando te crezcan un par de cojones y quieras medirte conmigo, vivo en el sector Mizouku. Búscame y nos pegamos como debe ser.
—Adiós, Umikiba Kaido, algún día te buscare, no te preocupes.
Pero ese día no sería pronto. No tan pronto como el hombre pez lo deseaba. Yo no estaba preparado. Me falta entrenamiento. Mucho entrenamiento. Y aún tenía que descubrir los entresijos del pacto con los cuervos. Aún tenía que aprender alguna que otra técnica de las de mi padre.
Sin embargo, tal vez el destino tenía otros planes para nosotros. Al menos, eso fue lo que pensé mientras volvía a casa. La verdad era que ya no me quedaban ganas de seguir por la calle.
