13/11/2017, 16:28
Después de que Keisuke advirtiera a Mogura de lo que estaba a punto de pasar, y antes de que el joven médico pudiese llegar a hacer algo al respecto. Una suela de zapato se estamparía en su lomo y lo empujaría hacía delante.
Mogura caería sobre Keisuke, quien habría caído sobre Karamaru. Seguidamente, la fémina bajaría por el mismo lugar donde habrían bajado ellos, curiosamente su ropa no estaba mojada.
Un intercambio de palabras tuvo lugar entre los dos superiores y finalmente la mujer se alejó del lugar por una de las puertas que allí se encontraban.
El primero en salirse de aquel sándwich humano fue Keisuke, y a este le seguiría Mogura, quien además se tomaría la libertad de arreglarse el cabello después de aquel porrazo. Esa vez si que fue necesario.
— Me encantaría poder dejaros descansar para recuperaros del viaje, pero vamos cortos de tiempo así que si podéis prestarme atención, os lo agradecería.
No podía negarse a cumplir con la voluntad de aquel sujeto, no si usaba aquellas palabras. Sin titubeo alguno, el joven médico llevó sus pies hasta donde estaba su compañero, colocándose a un lado y realizando entonces una marcada reverencia. Pero no dijo nada más, no deseaba interrumpirlo, y Keisuke había dicho todo lo que tenía que decirse.
Mogura caería sobre Keisuke, quien habría caído sobre Karamaru. Seguidamente, la fémina bajaría por el mismo lugar donde habrían bajado ellos, curiosamente su ropa no estaba mojada.
Un intercambio de palabras tuvo lugar entre los dos superiores y finalmente la mujer se alejó del lugar por una de las puertas que allí se encontraban.
El primero en salirse de aquel sándwich humano fue Keisuke, y a este le seguiría Mogura, quien además se tomaría la libertad de arreglarse el cabello después de aquel porrazo. Esa vez si que fue necesario.
— Me encantaría poder dejaros descansar para recuperaros del viaje, pero vamos cortos de tiempo así que si podéis prestarme atención, os lo agradecería.
No podía negarse a cumplir con la voluntad de aquel sujeto, no si usaba aquellas palabras. Sin titubeo alguno, el joven médico llevó sus pies hasta donde estaba su compañero, colocándose a un lado y realizando entonces una marcada reverencia. Pero no dijo nada más, no deseaba interrumpirlo, y Keisuke había dicho todo lo que tenía que decirse.
Hablo - Pienso