14/11/2017, 21:42
Justo cuando Koko desapareció de la vista de Riko, una voz resonó por detrás suyo, desde dentro de la casa.
— ¡Venga, chicos! ¡Que se enfria el arroz!
No parecía estar cerca, pero estaba claro que si hubiera querido escuchar lo que acababa de decir Riko, hubiera podido perfectamente, si es que no lo había hecho, claro. Tras el aviso de la madre, todos empezaron a salir del establo, si Riko seguía ahí para entonces vería pasar al hijo el primero, a toda prisa, a dentro, seguido de los dos hombres, tan campantes, hablando de lo explotado que estaban los caballos de su cliente.
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Estando en la parte trasera del establo escucharía la puerta principal del mismo cerrandose tras el grito de la mujer que los llamaba a la mesa. Había una pequeña ventana alta, podía ser que pudiese caber alguien pequeño e igual ella podría intentarlo, si es que tenía intencion de hacerlo.
(Inteligencia 40) Pero definitivamente no parecía una buena idea, no tardarían en echarla de menos y esa ventana era más estrecha de lo que ella desearia, seguramente alguna parte de su cuerpo se quedaba encallada si intentaba colarse.
— ¡Venga, chicos! ¡Que se enfria el arroz!
No parecía estar cerca, pero estaba claro que si hubiera querido escuchar lo que acababa de decir Riko, hubiera podido perfectamente, si es que no lo había hecho, claro. Tras el aviso de la madre, todos empezaron a salir del establo, si Riko seguía ahí para entonces vería pasar al hijo el primero, a toda prisa, a dentro, seguido de los dos hombres, tan campantes, hablando de lo explotado que estaban los caballos de su cliente.
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Estando en la parte trasera del establo escucharía la puerta principal del mismo cerrandose tras el grito de la mujer que los llamaba a la mesa. Había una pequeña ventana alta, podía ser que pudiese caber alguien pequeño e igual ella podría intentarlo, si es que tenía intencion de hacerlo.
(Inteligencia 40) Pero definitivamente no parecía una buena idea, no tardarían en echarla de menos y esa ventana era más estrecha de lo que ella desearia, seguramente alguna parte de su cuerpo se quedaba encallada si intentaba colarse.