15/11/2017, 16:21
Visto lo visto, Koko tenía vía libre a hacer lo que quiera sin preocuparse demasiado por que la atraparan, pero lamentablemente aquellos hombres se habían tomado la molestia de cerrar la puerta del establo y la única manera de ingresar parecía ser una ventana, una que con un vistazo rápido podía deducir que no la iba a ayudar, por el contrario, la iba a atrapar. Casi parecía una trampa para ratas donde ella era el animal.
—Mierda —murmuró al no saber qué otra medida podría tomar.
Miró de un lado a otro con tal de asegurarse de que no se le había pasado nada por alto y finalmente, subió por la pared empleando chakra, solo para acercarse y ver mejor las medidas de la ventana.
«Puta mierda »pensó.
Definitivamente no pasaría por allí, pechos o caderas, puede que incluso le cueste un tanto pasar los hombros. Lo importante era que no lo intentaría, lo último que necesitaba era atascarse en un lugar así, luego la culpable de todo crimen sería ella.
Al no haber más opciones, la pecosa decidió regresar a la vivienda, caminando normalmente para evitar cualquier tipo de sospecha. Es decir, sería más raro ver a una persona agazapada en la oscuridad que caminando sin preocupaciones, ¿verdad? Además, la coartada sería muy sencilla de inventar. «Bendita la gordura »¿por qué? Porque por eso sudaba un tanto de más, cualquiera que la veía se daba cuenta rápidamente ya que estaba completamente empapada en sudor, aunque ya se había secado un poco en su piel.
Siendo así, simplemente entraría en la casa con una cordial e inocente sonrisa en el rostro.
—Buenas noches —saludó a los allí presentes a los que no había tenido oportunidad de saludar—. Disculpen pero, ¿Me permitirían usar el baño? —agregó abanicándose el rostro con una mano.
—Mierda —murmuró al no saber qué otra medida podría tomar.
Miró de un lado a otro con tal de asegurarse de que no se le había pasado nada por alto y finalmente, subió por la pared empleando chakra, solo para acercarse y ver mejor las medidas de la ventana.
«Puta mierda »pensó.
Definitivamente no pasaría por allí, pechos o caderas, puede que incluso le cueste un tanto pasar los hombros. Lo importante era que no lo intentaría, lo último que necesitaba era atascarse en un lugar así, luego la culpable de todo crimen sería ella.
Al no haber más opciones, la pecosa decidió regresar a la vivienda, caminando normalmente para evitar cualquier tipo de sospecha. Es decir, sería más raro ver a una persona agazapada en la oscuridad que caminando sin preocupaciones, ¿verdad? Además, la coartada sería muy sencilla de inventar. «Bendita la gordura »¿por qué? Porque por eso sudaba un tanto de más, cualquiera que la veía se daba cuenta rápidamente ya que estaba completamente empapada en sudor, aunque ya se había secado un poco en su piel.
Siendo así, simplemente entraría en la casa con una cordial e inocente sonrisa en el rostro.
—Buenas noches —saludó a los allí presentes a los que no había tenido oportunidad de saludar—. Disculpen pero, ¿Me permitirían usar el baño? —agregó abanicándose el rostro con una mano.