16/11/2017, 23:16
—Tienes razón. No podemos arriesgarnos —contestó el Uchiha, y al momento su compañero kusajin asumió con gusto aquella tarea. Akame le dedicó una inclinación de cabeza—. Podrías apostarte en la escalera, parece el único punto de acceso a este pasillo. Si le ves venir, debería darte tiempo de sobra para avisarnos.
Una vez establecido el plan, uzujin y amejin se dirigieron hacia la puerta del despacho de Muten Rōshi. Akame comprobó que estaba cerrada con llave, y sacó un fino alambre de estaño de uno de sus bolsillos —una socorrida ganzúa, en ese momento— para empezar a trastear con la cerradurra.
—Ah, no es demasiado compleja... Debería estar... —sus hábiles dedos movían el alambre de un lado a otro mientras con la mano libre trataba de girar el pomo de la puerta—. Ahora.
Con un característico "clac", el pomo terminó de girar y la puerta se abrió tímidamente. Akame se guardó el alambre en uno de sus bolsillos y dedicó una sonrisa de suficiencia a su compañero de Ame. Luego, entró en el despacho del profesor.
La habitación era bastante más pequeña de lo que el uzujin había pensado; apenas tenía cinco pasos de largo y unos cuatro de ancho. El mobiliario era parco y lucía bastante viejo, y consistía en dos enormes estanterías de madera ubicadas en la pared derecha, una mesa amplia al fondo, una silla tras la misma y dos sillas más frente a ella. Había además un bonsai en una pequeña maceta junto a la ventana situada en la pared del fondo del despacho.
—Vaya, me lo esperaba más grande... Aunque aquí hay documentos para aburrir. ¿Por dónde deberíamos empezar a buscar?
Los puntos interesantes no eran muchos; aparte de las estanterías colmadas de libros, archivadores y carpetas, había varios montones de documentos sobre la mesa. Ésta misma tenía varios cajones que probablemente albergasen algunas de las pertenencias del profesor.
Una vez establecido el plan, uzujin y amejin se dirigieron hacia la puerta del despacho de Muten Rōshi. Akame comprobó que estaba cerrada con llave, y sacó un fino alambre de estaño de uno de sus bolsillos —una socorrida ganzúa, en ese momento— para empezar a trastear con la cerradurra.
—Ah, no es demasiado compleja... Debería estar... —sus hábiles dedos movían el alambre de un lado a otro mientras con la mano libre trataba de girar el pomo de la puerta—. Ahora.
Con un característico "clac", el pomo terminó de girar y la puerta se abrió tímidamente. Akame se guardó el alambre en uno de sus bolsillos y dedicó una sonrisa de suficiencia a su compañero de Ame. Luego, entró en el despacho del profesor.
La habitación era bastante más pequeña de lo que el uzujin había pensado; apenas tenía cinco pasos de largo y unos cuatro de ancho. El mobiliario era parco y lucía bastante viejo, y consistía en dos enormes estanterías de madera ubicadas en la pared derecha, una mesa amplia al fondo, una silla tras la misma y dos sillas más frente a ella. Había además un bonsai en una pequeña maceta junto a la ventana situada en la pared del fondo del despacho.
—Vaya, me lo esperaba más grande... Aunque aquí hay documentos para aburrir. ¿Por dónde deberíamos empezar a buscar?
Los puntos interesantes no eran muchos; aparte de las estanterías colmadas de libros, archivadores y carpetas, había varios montones de documentos sobre la mesa. Ésta misma tenía varios cajones que probablemente albergasen algunas de las pertenencias del profesor.