17/11/2017, 01:15
Obedientemente, Keisuke se explicó ante su superior. Quizás sus palabras estaban supuestas a significar algo más para el joven médico de Amegakure, quizás por la forma en la que se expresaba el pelirrojo o por su lenguaje corporal, pero realmente no estaría tocando ninguna tecla especial ni le estaba proporcionando ningún tipo de información nueva.
Lejos de sonar como el descargo de un decepcionado muchacho, para el chico del paraguas sonaba más a un perro molesto que no paraba de ladrar y pedía a gritar que le metieran un chanclazo. Como siempre hacía Inoue Keisuke cuando buscaba algo que se le pareciera a una pelea.
Y justo cuando Mogura se disponía a contestarle, el volcán Watasashi entró en erupción.
—¡YA ESTÁ BIEN JODER! ¡ESTOY BUSCANDO UN POCO DE JODIDA PAZ! ¿¡QUIEREN IRSE CON SUS PELEITAS UN POCO MAS LEJOS, JODER!? ¡ME CAGO EN TODO YA! ¡AL FINAL OS DOY UNA PALIZA A AMBOS!
El médico se alarmó y rápidamente llevó su mirada hasta la fémina solo para ver una mueca que le dejaba en claro lo molesta que se encontraba con respecto a la situación.
—¡ME DA IGUAL TU GALÓN, Y ME DA IGUAL TU... COLOR DE PELO!
Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, claramente sorprendido por las palabras que la mujer no dudaba en dejar escapar de sus labios. Claro que levantar un dedo en contra de un superior podía suponerle un castigo ejemplar, pero aun así, no sentía que su chaleco pudiese protegerlo de una persona como Watasashi Aiko. Y Mogura ya se había enfrentado lo suficiente a la inmortal de Amegakure.
No tengo intenciones de volver a batirme en duelo contigo, Watasashi Aiko.
Se limitó a responder el chuunin, mirándola fijamente a los ojos con una seria expresión. Quizás, si pudiese decirse que se conocieran de antes, habría hecho un comentario con otro tono, pero no era lo que correspondía.
Por otra parte, Inoue Keisuke parece precisar comunicarle alguna clase de información.
Recordó sin voltear a ver por el muchacho. El pelirrojo así lo había expresado un instante atrás.
¿Qué te parece si le dedicas un poco de tu tiempo y escuchas lo que tiene para decir? Entonces podremos dejarte en paz.
Un pequeño intercambio era lo que proponía el joven médico de cabello azabache, unos minutos de su tiempo a cambio de un momento de tranquilidad.
Lejos de sonar como el descargo de un decepcionado muchacho, para el chico del paraguas sonaba más a un perro molesto que no paraba de ladrar y pedía a gritar que le metieran un chanclazo. Como siempre hacía Inoue Keisuke cuando buscaba algo que se le pareciera a una pelea.
Y justo cuando Mogura se disponía a contestarle, el volcán Watasashi entró en erupción.
—¡YA ESTÁ BIEN JODER! ¡ESTOY BUSCANDO UN POCO DE JODIDA PAZ! ¿¡QUIEREN IRSE CON SUS PELEITAS UN POCO MAS LEJOS, JODER!? ¡ME CAGO EN TODO YA! ¡AL FINAL OS DOY UNA PALIZA A AMBOS!
El médico se alarmó y rápidamente llevó su mirada hasta la fémina solo para ver una mueca que le dejaba en claro lo molesta que se encontraba con respecto a la situación.
—¡ME DA IGUAL TU GALÓN, Y ME DA IGUAL TU... COLOR DE PELO!
Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, claramente sorprendido por las palabras que la mujer no dudaba en dejar escapar de sus labios. Claro que levantar un dedo en contra de un superior podía suponerle un castigo ejemplar, pero aun así, no sentía que su chaleco pudiese protegerlo de una persona como Watasashi Aiko. Y Mogura ya se había enfrentado lo suficiente a la inmortal de Amegakure.
No tengo intenciones de volver a batirme en duelo contigo, Watasashi Aiko.
Se limitó a responder el chuunin, mirándola fijamente a los ojos con una seria expresión. Quizás, si pudiese decirse que se conocieran de antes, habría hecho un comentario con otro tono, pero no era lo que correspondía.
Por otra parte, Inoue Keisuke parece precisar comunicarle alguna clase de información.
Recordó sin voltear a ver por el muchacho. El pelirrojo así lo había expresado un instante atrás.
¿Qué te parece si le dedicas un poco de tu tiempo y escuchas lo que tiene para decir? Entonces podremos dejarte en paz.
Un pequeño intercambio era lo que proponía el joven médico de cabello azabache, unos minutos de su tiempo a cambio de un momento de tranquilidad.
Hablo - Pienso