20/11/2017, 00:28
Mirogata no respondió, al menos de inmediato, ninguna de las querencias de Reiji. No, tenía que procesar lo descubierto. Tenía que tratar de explicarse el por qué, ella, de entre todos; podría haberle traicionado. ¿Por qué, y cómo, iba a saber que esa llave daba acceso a dónde? ¿se lo había dicho él en alguna conversación casual? ¿o cómo?
Quedó en silencio mientras el Cuervo entraba por delante de Yogaru y contaba su historia.
Tanto Yogaru como Mirogata se quedaron más perplejos cuando el animal habló, tan bien como sólo una adiestrada mascota podía hacerlo.
Hombre moreno, de nariz torcida. Sospechoso. Ambos negaron, sin ningún recuerdo anecdótico que les hiciera recordar a nadie con tan vaga descripción.
Mirogata, sin embargo, tenía cosas que responder.
—Ella es, no sé cómo decirlo. Mi.. ¿peor es nada? aún no somos nada oficial, verás, sólo llevamos un tiempo saliendo juntos. Conociéndonos. Sinceramente, es la única persona que podría haber estado cerca de la llave recientemente. Pero en serio, Reiji-kun, no creo que haya sido ella.
—¿Y cómo conociste a esa zorra, eh? ¿tiene algo que ver con otros restaurantes, acaso?
—¡Para nada, Yogaru-sama! ¿cree usted que me me iba yo a involucrar con alguien que tuviera algo que ver con el negocio?; no señor. Me basta y sobra con venir aquí a diario, Naoki en cambio es todo lo contrario. ¡Ni sabe cómo pelar una patata, por el amor de Ame no Kami!
El jefe le miró poco convencido, pero su cabeza no daba para elaborar intrincadas soluciones. Así que volteó a ver a Reiji y le miró fijamente, esperando obtener respuestas de él.
—Bueno, niñato. Llevas aquí media hora y ya tienes un centenar de respuestas. Admito que sabes hacer bien tu trabajo, ¿pero, y ahora? ¿ves una conexión en toda esta mierda, incluyendo las panfletas que te ha contado tu jodida mascota? ¿qué viene luego?
Quedó en silencio mientras el Cuervo entraba por delante de Yogaru y contaba su historia.
Tanto Yogaru como Mirogata se quedaron más perplejos cuando el animal habló, tan bien como sólo una adiestrada mascota podía hacerlo.
Hombre moreno, de nariz torcida. Sospechoso. Ambos negaron, sin ningún recuerdo anecdótico que les hiciera recordar a nadie con tan vaga descripción.
Mirogata, sin embargo, tenía cosas que responder.
—Ella es, no sé cómo decirlo. Mi.. ¿peor es nada? aún no somos nada oficial, verás, sólo llevamos un tiempo saliendo juntos. Conociéndonos. Sinceramente, es la única persona que podría haber estado cerca de la llave recientemente. Pero en serio, Reiji-kun, no creo que haya sido ella.
—¿Y cómo conociste a esa zorra, eh? ¿tiene algo que ver con otros restaurantes, acaso?
—¡Para nada, Yogaru-sama! ¿cree usted que me me iba yo a involucrar con alguien que tuviera algo que ver con el negocio?; no señor. Me basta y sobra con venir aquí a diario, Naoki en cambio es todo lo contrario. ¡Ni sabe cómo pelar una patata, por el amor de Ame no Kami!
El jefe le miró poco convencido, pero su cabeza no daba para elaborar intrincadas soluciones. Así que volteó a ver a Reiji y le miró fijamente, esperando obtener respuestas de él.
—Bueno, niñato. Llevas aquí media hora y ya tienes un centenar de respuestas. Admito que sabes hacer bien tu trabajo, ¿pero, y ahora? ¿ves una conexión en toda esta mierda, incluyendo las panfletas que te ha contado tu jodida mascota? ¿qué viene luego?