23/11/2017, 23:37
Y vi como Aiko empezaba a cambiar de posiciones una vez empecé a dar rienda suelta al asunto, su cuerpo se movió hasta que contemplé aquella posé que en el lenguaje corporal era una negativa, justo en el momento en que entrecruzó sus brazos, yo también lo hacia, inconscientemente. No obstante, la pelirroja permitió que terminase de explicarme antes de que ella defendiese su punto, y efectivamente tenía bastante razón en sus argumentos.
—Sí, lo entiendo, es un tema bastante delicado y por eso no sabía como abordarlo después de todo lo ocurrido...— Comenté tras la negativa de la pelirroja, aunque después escuché algo un tanto inesperado y perturbador.
"¿El sacrificio de un familiar?" Repetí mentalmente mientras pensaba en mi familia... ¿Quién era mi familia? La única persona era el ojiblanco, que aunque no compartíamos un lazo sanguíneo, habíamos crecido juntos desde hace muchos años y realmente habíamos logrado encajar, quizá no del todo, pero era la única persona a la que tenía.
Mis ojos miraban el horizonte, mientras mi mente seguía dandole vueltas al asunto. —Que irónico, parece que la inmortalidad no está a mi alcance.— Manifesté con un tono triste. —No tengo familia.— Busqué con mir orbes los de la kunoichi.
—No podría imaginar perder a la única persona que tengo a mi lado...— Aclaré antes de que me considerasen un verdadero monstruo.—Aunque sinceramente me gustaría hacer, o por lo meno intentar, ayudarte con lo de tu memoria...— Comenté con total honestidad, pero no estaba seguro de cuanto pudiera hacer para mejorar aquel detalle.
—Bueno, supongo que es justo que ya deje de molestarte, disculpa por la incomodidad...— Comenté justo para girarme hacia Mogura, pero antes, recordé algo que debía mencionarlo. —Antes de irme quería comentarte algo, verás, sé que no has de recordar nada, pero... Cuando nos conocimos estabas en un situación delicada de salud y tras ver tu gran capacidad de recuperación, terminaste admitiendo tu habilidad... No fue algo que fuera divulgando por ahí a todo el mundo, lo que quiero que caigas en cuenta es que seguramente ocurrió algo en el torneo que te hizo cambiar de parecer y hacer todo un espectáculo, revelando al mundo tu secreto... ¿Qué habría cambiado en ti? O ¿Por qué lo hiciste? Imagino que debió suceder algo... No sé cuanto te importe, pero quizá sea algún dato curioso para ti.— Solté sin más y cerré la brecha que me separaba del castaño.
—Lo siento...— Alcancé a decir con cierto tono de vergüenza. —Gracias por ayudarme con Aiko...—
—Sí, lo entiendo, es un tema bastante delicado y por eso no sabía como abordarlo después de todo lo ocurrido...— Comenté tras la negativa de la pelirroja, aunque después escuché algo un tanto inesperado y perturbador.
"¿El sacrificio de un familiar?" Repetí mentalmente mientras pensaba en mi familia... ¿Quién era mi familia? La única persona era el ojiblanco, que aunque no compartíamos un lazo sanguíneo, habíamos crecido juntos desde hace muchos años y realmente habíamos logrado encajar, quizá no del todo, pero era la única persona a la que tenía.
Mis ojos miraban el horizonte, mientras mi mente seguía dandole vueltas al asunto. —Que irónico, parece que la inmortalidad no está a mi alcance.— Manifesté con un tono triste. —No tengo familia.— Busqué con mir orbes los de la kunoichi.
—No podría imaginar perder a la única persona que tengo a mi lado...— Aclaré antes de que me considerasen un verdadero monstruo.—Aunque sinceramente me gustaría hacer, o por lo meno intentar, ayudarte con lo de tu memoria...— Comenté con total honestidad, pero no estaba seguro de cuanto pudiera hacer para mejorar aquel detalle.
—Bueno, supongo que es justo que ya deje de molestarte, disculpa por la incomodidad...— Comenté justo para girarme hacia Mogura, pero antes, recordé algo que debía mencionarlo. —Antes de irme quería comentarte algo, verás, sé que no has de recordar nada, pero... Cuando nos conocimos estabas en un situación delicada de salud y tras ver tu gran capacidad de recuperación, terminaste admitiendo tu habilidad... No fue algo que fuera divulgando por ahí a todo el mundo, lo que quiero que caigas en cuenta es que seguramente ocurrió algo en el torneo que te hizo cambiar de parecer y hacer todo un espectáculo, revelando al mundo tu secreto... ¿Qué habría cambiado en ti? O ¿Por qué lo hiciste? Imagino que debió suceder algo... No sé cuanto te importe, pero quizá sea algún dato curioso para ti.— Solté sin más y cerré la brecha que me separaba del castaño.
—Lo siento...— Alcancé a decir con cierto tono de vergüenza. —Gracias por ayudarme con Aiko...—