24/11/2017, 16:41
Miró a Juro perdiéndose entre las armaduras pesadas y ella también fue a mirar por su parte. Decidió que, obviamente, las armaduras pesadas no iban a ser lo suyo. ¡Si ni si quiera se mantenía firme con su vestimenta normal! Así que acudió a la sección de armaduras ligeras para mujer en cuanto la vio.
Había muchas, y de todo tipo. Le fascinó una verde que parecía ropa normal, pero no hacía gracia, ella quería una armadura, aunque fuese ligera.
Después de mirar durante un tiempo escuchó la voz de Juro resonar por la estancia, haciendo a un par de personas que allí se hallaban buscando una armadura se girasen a reprocharle con la mirada su exclamación. Eri, por su parte, pasó de aquellas personas y se acercó a él, sonriendo.
—¿Qué pasa? —preguntó, y no pudo evitar soltar un par de carcajadas —. ¡Es el mejor traje que he visto nunca! —soltó entre risas —. ¿Por qué no te lo pruebas? —alentó.
Luego volvió a virar la vista y vio una armadura de color rojo que captó totalmente su atención. Era metálica, de un tono escarlata, oscura, y hacia los bordes se aclaraba, pasando por el naranja hasta el amarillo. Las hombreras y las piezas que cubrían los codos también eran similares, de los mismos tonos.
—Yo... Me voy a probar eso, ¡ahora nos vemos! —exclamó huyendo hacia aquella armadura, cogiendo tanto sus partes, como su respectivo casco hasta las prendas de tela que correspondían.
Había muchas, y de todo tipo. Le fascinó una verde que parecía ropa normal, pero no hacía gracia, ella quería una armadura, aunque fuese ligera.
Después de mirar durante un tiempo escuchó la voz de Juro resonar por la estancia, haciendo a un par de personas que allí se hallaban buscando una armadura se girasen a reprocharle con la mirada su exclamación. Eri, por su parte, pasó de aquellas personas y se acercó a él, sonriendo.
—¿Qué pasa? —preguntó, y no pudo evitar soltar un par de carcajadas —. ¡Es el mejor traje que he visto nunca! —soltó entre risas —. ¿Por qué no te lo pruebas? —alentó.
Luego volvió a virar la vista y vio una armadura de color rojo que captó totalmente su atención. Era metálica, de un tono escarlata, oscura, y hacia los bordes se aclaraba, pasando por el naranja hasta el amarillo. Las hombreras y las piezas que cubrían los codos también eran similares, de los mismos tonos.
—Yo... Me voy a probar eso, ¡ahora nos vemos! —exclamó huyendo hacia aquella armadura, cogiendo tanto sus partes, como su respectivo casco hasta las prendas de tela que correspondían.