25/11/2017, 19:49
El tercer integrante del equipo los acompañaría hacía el interior del lugar. El superior se hizo con el picaporte y abrió la puerta. Detrás de esta se encontraba una habitación con un montón de camas improvisadas, nada muy lujoso, como era de esperar en las lineas de Amegakure.
Ya de entrada la situación parecía sacada de un manual de medicina de guerra. El aire estaba tan puro como cabía esperar, casi que le podría llegar a causar cierta nostalgia al joven Mogura.
«Iluminación precaria, aire sobrado, los pacientes se encuentran en condiciones insalubres.»
Apresuró a juzgar mientras iban entrando. El grupo no se detuvo en el ingreso, no. Pasaron de largo por delante de muchas camas con heridos, y conforme iban avanzando la gravedad de las heridas iba en aumento. Para todo aquel que tuviese un estomago sensible eso significaría que la cosa sería cada vez más de soportar.
«¿Qué es esto?»
Se preguntó cuando llegaron hasta el final de todo y se detuvieron frente a una cortina. Detrás de esta se encontraría otra de las precarias camas que habían apañado y recostado sobre ella habría un hombre de cabellera negra y, a pesar de que solo estaba cubierto con una manta blanca, se podía decir que parecía más muerto que vivo.
Los ojos del médico siguieron con la mirada las manchas que no paraban de moverse mientras el superior explicaba como había llegado a quedar así ese pobre hombre. Su mirada se elevaría entonces cuando el sujeto rompiese el silencio para hacer un comentario digno de todo un macho pecho peludo.
Debe deberse a que el agente externo precisa cierta temperatura para trabajar de manera adecuada, en la noche la temperatura desciende y el cuerpo se enfría.
Alcanzó a decir antes de que empezase a sentir como la temperatura en el lugar comenzaba a aumentar, lo cual solo hacía que el aire se sobrase más, pero a fin de cuentas era necesario. Al ver entrar en escena a la fémina, su pecho volvió a molestarle un poco, lo cuál trató de disimular acomodándose ligeramente la ropa a la altura del torso.
Podemos hacerlo.
Contestó examinando nuevamente las manchas en el cuerpo de Ryu. Cualquiera de los dos podría hacerlo, pero sería mucho más rápido si trabajaban en conjunto. Sabiendo que nadie más se atendería hasta que ese soldado en particular estuviese a salvo, Mogura llevó su mirada hacía el médico pelirrojo.
Será preciso dividir el trabajo para terminar tan rápido como sea posible, Inoue Keisuke.
Dijo mientras lo miraba con una expresión bastante seria.
Voy a ponerme de un lado de la cama y retiraré las manchas de ese lado.
No había que ser ningún genio para entender que quedaba una mitad del cuerpo por atender y otro lado de la cama para ocupar.
No perdamos tiempo, Inoue Keisuke.
Después de eso se quitó el sobretodo, lo plegó y lo dejo en algún lugar donde no molestara. Mientras iba a posicionarse, dio un paso y sintió nuevamente una molestia en el pecho que le hizo fruncir el ceño durante un par de segundos antes de recuperar su usual expresión. Terminó de acomodarse y tomó de su kit médico una serie de objetos, un barbijo, un par de guantes, un líquido extraño y un pequeño objeto punzante. El instrumental básico para realizar el procedimiento de extracción del veneno.
Será preciso un par de cuencos donde se pueda depositar la toxina una vez extraída del cuerpo, puede que necesitemos vaciarlos.
Pidió a su superior para luego colocarse los elementos de protección.
Ya de entrada la situación parecía sacada de un manual de medicina de guerra. El aire estaba tan puro como cabía esperar, casi que le podría llegar a causar cierta nostalgia al joven Mogura.
«Iluminación precaria, aire sobrado, los pacientes se encuentran en condiciones insalubres.»
Apresuró a juzgar mientras iban entrando. El grupo no se detuvo en el ingreso, no. Pasaron de largo por delante de muchas camas con heridos, y conforme iban avanzando la gravedad de las heridas iba en aumento. Para todo aquel que tuviese un estomago sensible eso significaría que la cosa sería cada vez más de soportar.
«¿Qué es esto?»
Se preguntó cuando llegaron hasta el final de todo y se detuvieron frente a una cortina. Detrás de esta se encontraría otra de las precarias camas que habían apañado y recostado sobre ella habría un hombre de cabellera negra y, a pesar de que solo estaba cubierto con una manta blanca, se podía decir que parecía más muerto que vivo.
Los ojos del médico siguieron con la mirada las manchas que no paraban de moverse mientras el superior explicaba como había llegado a quedar así ese pobre hombre. Su mirada se elevaría entonces cuando el sujeto rompiese el silencio para hacer un comentario digno de todo un macho pecho peludo.
Debe deberse a que el agente externo precisa cierta temperatura para trabajar de manera adecuada, en la noche la temperatura desciende y el cuerpo se enfría.
Alcanzó a decir antes de que empezase a sentir como la temperatura en el lugar comenzaba a aumentar, lo cual solo hacía que el aire se sobrase más, pero a fin de cuentas era necesario. Al ver entrar en escena a la fémina, su pecho volvió a molestarle un poco, lo cuál trató de disimular acomodándose ligeramente la ropa a la altura del torso.
Podemos hacerlo.
Contestó examinando nuevamente las manchas en el cuerpo de Ryu. Cualquiera de los dos podría hacerlo, pero sería mucho más rápido si trabajaban en conjunto. Sabiendo que nadie más se atendería hasta que ese soldado en particular estuviese a salvo, Mogura llevó su mirada hacía el médico pelirrojo.
Será preciso dividir el trabajo para terminar tan rápido como sea posible, Inoue Keisuke.
Dijo mientras lo miraba con una expresión bastante seria.
Voy a ponerme de un lado de la cama y retiraré las manchas de ese lado.
No había que ser ningún genio para entender que quedaba una mitad del cuerpo por atender y otro lado de la cama para ocupar.
No perdamos tiempo, Inoue Keisuke.
Después de eso se quitó el sobretodo, lo plegó y lo dejo en algún lugar donde no molestara. Mientras iba a posicionarse, dio un paso y sintió nuevamente una molestia en el pecho que le hizo fruncir el ceño durante un par de segundos antes de recuperar su usual expresión. Terminó de acomodarse y tomó de su kit médico una serie de objetos, un barbijo, un par de guantes, un líquido extraño y un pequeño objeto punzante. El instrumental básico para realizar el procedimiento de extracción del veneno.
Será preciso un par de cuencos donde se pueda depositar la toxina una vez extraída del cuerpo, puede que necesitemos vaciarlos.
Pidió a su superior para luego colocarse los elementos de protección.
Hablo - Pienso