26/11/2017, 17:58
No prestó atención a lo que Juro le había dicho y cuando él se fue a probar su nueva armadura, ella hizo lo mismo con la que acababa de ver, y la cual había logrado enamorarse de ella a primera vista. Fue rápidamente a los probadores y se ocultó en uno de los que estaban en el medio, con sonidos metálicos resonando por toda la estancia y haciendo que mucha gente se quejase por lo bajo.
Ella, sin embargo, estaba muy ilusionada por todo aquello, así que no dudó en comenzar a vestirse. Se deshizo sus dos coletas y optó por hacerse un moño revuelto a lo alto de su cabeza, intentando domar a su cabello como si de verdad fuese a la batalla y quisiese desprenderse de todo aquello que pudiese hacerle algún mal. Luego se quitó las botas shinobi y comenzó a ponerse la armadura, pero para ello tuvo que quitarse también su ropa habitual que llevaba.
La dejó doblada y se puso las telas que irían debajo de la armadura para después ponerse la misma, confundiéndose a veces con el casco o los guantes por sus colores. Después de unos quince minutos de forcejeo, la joven ya estaba lista.
Cuando salió del probador buscó a Juro con la mirada y rápidamente lo saludó, acercándose a él.
—¿Qué, cómo me queda? —preguntó señalándose a sí misma.
La joven vestía la armadura que había visto más una falda de vuelo que facilitaba su movimiento total. Justo bajo la armadura llevaba una camiseta de mangas largas, color negra, tapada mayormente por los colores vivos de la armadura. En las piernas vestía unas medias que le llegaban hasta medio muslo, y sobre éstas, unas botas del mismo material que le llegaban hasta un poco más allá de las rodillas.
En la cara traía una pequeña máscara metálica que le tapaba la frente, los ojos —donde habían dos aperturas para poder facilitar la visión —, y parcialmente las mejillas, con dos cuernos saliendo de cada lado.
Ella, sin embargo, estaba muy ilusionada por todo aquello, así que no dudó en comenzar a vestirse. Se deshizo sus dos coletas y optó por hacerse un moño revuelto a lo alto de su cabeza, intentando domar a su cabello como si de verdad fuese a la batalla y quisiese desprenderse de todo aquello que pudiese hacerle algún mal. Luego se quitó las botas shinobi y comenzó a ponerse la armadura, pero para ello tuvo que quitarse también su ropa habitual que llevaba.
La dejó doblada y se puso las telas que irían debajo de la armadura para después ponerse la misma, confundiéndose a veces con el casco o los guantes por sus colores. Después de unos quince minutos de forcejeo, la joven ya estaba lista.
Cuando salió del probador buscó a Juro con la mirada y rápidamente lo saludó, acercándose a él.
—¿Qué, cómo me queda? —preguntó señalándose a sí misma.
La joven vestía la armadura que había visto más una falda de vuelo que facilitaba su movimiento total. Justo bajo la armadura llevaba una camiseta de mangas largas, color negra, tapada mayormente por los colores vivos de la armadura. En las piernas vestía unas medias que le llegaban hasta medio muslo, y sobre éstas, unas botas del mismo material que le llegaban hasta un poco más allá de las rodillas.
En la cara traía una pequeña máscara metálica que le tapaba la frente, los ojos —donde habían dos aperturas para poder facilitar la visión —, y parcialmente las mejillas, con dos cuernos saliendo de cada lado.