27/11/2017, 20:38
Akame caminó con paso firme a lo largo del pasillo, siguiendo a la figura disfraza de su compañero de Amegakure. El Uchiha estaba nervioso por dentro, Keisuke no había mostrado demasiadas aptitudes para el subterfugio y no resistiría un cuestionamiento prolongado. En su fuero interno, el uzujin rezaba porque los estudiantes no decidieran interpelarle de nuevo, o ir detrás de ellos... Porque entonces tendría que dejarlos fuera de juego con métodos algo menos ortodoxos.
«No importa que sean civiles. No dejaré que echen a perder la misión».
Afortunadamente pudieron llegar a las escaleras sin mayores problemas, y una vez descendidos varios peldaños, el ninja de la Lluvia deshizo su Henge no Jutsu y recuperó su forma normal.
El Uchiha asintió, complacido, cuando vio que Keisuke se había llevado con él aquella hoja de papel arrugado. Notó también, un momento después, el peso del volumen sobre templos antiguos que él mismo llevaba bajo la chaqueta. «Esto pinta interesante... Le echaré un vistazo más tarde».
Sin embargo, los problemas estaban lejos de acabarse. Juro —que había estado montando guardia después de su fallido intento por impedir que los estudiantes ingresaran al despacho—, les advirtió de que venía un profesor. Akame reaccionó a toda velocidad, formando una secuencia de sellos que terminaron con un característico "puf". Al momento se hubo transformado en una réplica algo más mayor y elegante de sí mismo; un muchacho de pelo recortado y bien cuidado, negro, ojos marrones y sin cicatrices en el rostro. Llevaba ropas de estudiante acomodado y el libro sobre los Templos Abandonados bajo el brazo.
—Vamos —instó a sus compañeros, bajando las escaleras.
Con aquel disfraz, era probable que el profesor simplemente les tomase por alumnos y no les prestara mayor atención.
«No importa que sean civiles. No dejaré que echen a perder la misión».
Afortunadamente pudieron llegar a las escaleras sin mayores problemas, y una vez descendidos varios peldaños, el ninja de la Lluvia deshizo su Henge no Jutsu y recuperó su forma normal.
El Uchiha asintió, complacido, cuando vio que Keisuke se había llevado con él aquella hoja de papel arrugado. Notó también, un momento después, el peso del volumen sobre templos antiguos que él mismo llevaba bajo la chaqueta. «Esto pinta interesante... Le echaré un vistazo más tarde».
Sin embargo, los problemas estaban lejos de acabarse. Juro —que había estado montando guardia después de su fallido intento por impedir que los estudiantes ingresaran al despacho—, les advirtió de que venía un profesor. Akame reaccionó a toda velocidad, formando una secuencia de sellos que terminaron con un característico "puf". Al momento se hubo transformado en una réplica algo más mayor y elegante de sí mismo; un muchacho de pelo recortado y bien cuidado, negro, ojos marrones y sin cicatrices en el rostro. Llevaba ropas de estudiante acomodado y el libro sobre los Templos Abandonados bajo el brazo.
—Vamos —instó a sus compañeros, bajando las escaleras.
Con aquel disfraz, era probable que el profesor simplemente les tomase por alumnos y no les prestara mayor atención.