2/12/2017, 18:35
Un golpe, dos y… la puerta se abrió.
¿Por qué?
Estaba abierta, y ella ni cuenta se dio.
O sea, si la puerta está abierta, ¿para qué llamar? Es obvio que no hay nadie, y si lo hay seguramente no esté haciendo de sus necesidades, ¿cierto?
El asunto es que el baño estaba desocupado hasta que la pecosa ingresó. Obviamente, tras encender la luz.
Aquel cuarto era jodidamente normal, no había nada fuera de lugar y tras un vistazo rápido la rubia se encerró allí mismo, echando pestillo o llave, lo que tuviese disponible —si es que lo tenía— para asegurarse que nadie llegaría a molestar. Aunque claro, ¿ahora qué hacía? No tenía ganas de nada y no le parecía correcto ducharse sin la autorización de los dueños de la vivienda.
«Encima Riko ha de estar comiendo »pensaba la kunoichi mientras tomaba asiento en el retrete, habiendo bajado la tapa primero. Sencillamente para pensar lo que hacer, no para atender a alguna necesidad. «Entonces… ¿cómo hago para revisar la mercancía de Fu? Algo ilegal tiene ahí »pensaba mirando fijamente a la pared.
Tenía que haber un buen motivo para que el dueño de los establos se asustase al ver shinobis, ¿pero qué?
¿Por qué?
Estaba abierta, y ella ni cuenta se dio.
O sea, si la puerta está abierta, ¿para qué llamar? Es obvio que no hay nadie, y si lo hay seguramente no esté haciendo de sus necesidades, ¿cierto?
El asunto es que el baño estaba desocupado hasta que la pecosa ingresó. Obviamente, tras encender la luz.
Aquel cuarto era jodidamente normal, no había nada fuera de lugar y tras un vistazo rápido la rubia se encerró allí mismo, echando pestillo o llave, lo que tuviese disponible —si es que lo tenía— para asegurarse que nadie llegaría a molestar. Aunque claro, ¿ahora qué hacía? No tenía ganas de nada y no le parecía correcto ducharse sin la autorización de los dueños de la vivienda.
«Encima Riko ha de estar comiendo »pensaba la kunoichi mientras tomaba asiento en el retrete, habiendo bajado la tapa primero. Sencillamente para pensar lo que hacer, no para atender a alguna necesidad. «Entonces… ¿cómo hago para revisar la mercancía de Fu? Algo ilegal tiene ahí »pensaba mirando fijamente a la pared.
Tenía que haber un buen motivo para que el dueño de los establos se asustase al ver shinobis, ¿pero qué?