3/12/2017, 20:58
—Y- Yo...—
El pelirrojo estaba a punto de soltar toda la tensión que venía reprimiendo, estaba a punto de cometer un error que seguramente le costaría muy caro. Pero para su suerte, la aliada de la justicia, Watasashi Aiko, acudió en su rescate.
—Gracias por intentar ayudar, Keisuke.
El chuunin tenía un ojo sobre la fémina en el momento, pero aún así le causó sorpresa ver como de un momento a otro se le aparecía delante. Frunció el ceño cuando la inmortal le tomó por el cuello de la camisa y comenzó a escupirle sus argumentos en la cara.
—Me importa una mierda que quieras o no ayudarme.
—Pero me hierve la sangre ver que un tipo que al parecer recién ha ascendido, se tome su nuevo rango para venganzas personales. Si todos tomasen tu ejemplo, nuestra sociedad se vería hundida en la miseria.
En el interior de Mogura estaba comenzando una especie de combate entre sus sentimientos, realmente no tenía intenciones de pelear con la kunoichi, pero aquello era una plena demostración de falta de disciplina -una que llegaba a superar a la de Inoue- sumado a eso, el otro médico estaba siendo presente de aquel teatro.
—¡Un auténtico líder no tiene que recurrir a amenazas para ganarse el respeto de los subordinados, se lo curra día a día hasta obtenerlo!
Su mano se aferró con fuerzas al paraguas que sostenía en ese momento y la otra se volvió un puño, se le estaba agotando la paciencia, con ambos. Pero fue en ese momento que la mujer lo dejó ir.
—Gracias por nada, señor Chunin.
Dijo finalmente y se marchó. Mogura permaneció unos segundos abstraido de la realidad, fue solo la voz de Keisuke la que lo devolvería a la fría y húmeda calle en la que estaba parado.
—¿Cómo son las cosas, no?—
Quizás debería haberlo dejado ahí, o quizás debería haberse callado. Pero el chico habló, con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que aprobaba lo que acababa de suceder.
—Sabes Mogura, pensé que teníamos una mejor relación, digo tu no has olvidado todas las veces que hemos compartido.—
Mogura echó su seria mirada sobre el médico, había tenido suficiente.
—Aunque bueno, realmente no importa, has demostrado tu verdadera forma de ser, es un lástima.—
Mientras el alborotado joven se giraba para apreciar la retaguardia de la kunoichi alejarse en el paisaje, Mogura estiraría su mano hasta él colocando un imperceptible sello.
Y sin intenciones de darle espacio a que diga nada más, el chuunin dejaría caer su paraguas para formar un sello de manos. Una serie de complicados hexagramas se extendería por el cuerpo del chico, dejandolo completamente inmovilizado.
No conforme con eso, Mogura extendería sus manos hasta llegar al nudo de la bandana del muchacho, desatandolo y haciéndose con el protector.
Watasashi-san sin duda alguna es una persona con mucha energía ¿no?
Comentó mientras realizaba la tarea.
Aprendí en mi propia experiencia que no tiene caso argumentar con ella, de igual forma irá a su propio ritmo.
Agregaría con el mismo tono serio de siempre.
Supongo que de alguna manera tu caso es similar, Inoue Keisuke.
Diría sin molestarse en mirarlo fijamente y guardando la bandana. Se agacharía ligeramente para tomar su paraguas y antes de marcharse agregaría una cosa más.
Si te interesa recuperar tu bandana, estará en el Edificio del Arashikage.
Seguidamente realizaría un sello más y desaparecería del lugar.
El pelirrojo estaba a punto de soltar toda la tensión que venía reprimiendo, estaba a punto de cometer un error que seguramente le costaría muy caro. Pero para su suerte, la aliada de la justicia, Watasashi Aiko, acudió en su rescate.
—Gracias por intentar ayudar, Keisuke.
El chuunin tenía un ojo sobre la fémina en el momento, pero aún así le causó sorpresa ver como de un momento a otro se le aparecía delante. Frunció el ceño cuando la inmortal le tomó por el cuello de la camisa y comenzó a escupirle sus argumentos en la cara.
—Me importa una mierda que quieras o no ayudarme.
—Pero me hierve la sangre ver que un tipo que al parecer recién ha ascendido, se tome su nuevo rango para venganzas personales. Si todos tomasen tu ejemplo, nuestra sociedad se vería hundida en la miseria.
En el interior de Mogura estaba comenzando una especie de combate entre sus sentimientos, realmente no tenía intenciones de pelear con la kunoichi, pero aquello era una plena demostración de falta de disciplina -una que llegaba a superar a la de Inoue- sumado a eso, el otro médico estaba siendo presente de aquel teatro.
—¡Un auténtico líder no tiene que recurrir a amenazas para ganarse el respeto de los subordinados, se lo curra día a día hasta obtenerlo!
Su mano se aferró con fuerzas al paraguas que sostenía en ese momento y la otra se volvió un puño, se le estaba agotando la paciencia, con ambos. Pero fue en ese momento que la mujer lo dejó ir.
—Gracias por nada, señor Chunin.
Dijo finalmente y se marchó. Mogura permaneció unos segundos abstraido de la realidad, fue solo la voz de Keisuke la que lo devolvería a la fría y húmeda calle en la que estaba parado.
—¿Cómo son las cosas, no?—
Quizás debería haberlo dejado ahí, o quizás debería haberse callado. Pero el chico habló, con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que aprobaba lo que acababa de suceder.
—Sabes Mogura, pensé que teníamos una mejor relación, digo tu no has olvidado todas las veces que hemos compartido.—
Mogura echó su seria mirada sobre el médico, había tenido suficiente.
—Aunque bueno, realmente no importa, has demostrado tu verdadera forma de ser, es un lástima.—
Mientras el alborotado joven se giraba para apreciar la retaguardia de la kunoichi alejarse en el paisaje, Mogura estiraría su mano hasta él colocando un imperceptible sello.
Y sin intenciones de darle espacio a que diga nada más, el chuunin dejaría caer su paraguas para formar un sello de manos. Una serie de complicados hexagramas se extendería por el cuerpo del chico, dejandolo completamente inmovilizado.
No conforme con eso, Mogura extendería sus manos hasta llegar al nudo de la bandana del muchacho, desatandolo y haciéndose con el protector.
Watasashi-san sin duda alguna es una persona con mucha energía ¿no?
Comentó mientras realizaba la tarea.
Aprendí en mi propia experiencia que no tiene caso argumentar con ella, de igual forma irá a su propio ritmo.
Agregaría con el mismo tono serio de siempre.
Supongo que de alguna manera tu caso es similar, Inoue Keisuke.
Diría sin molestarse en mirarlo fijamente y guardando la bandana. Se agacharía ligeramente para tomar su paraguas y antes de marcharse agregaría una cosa más.
Si te interesa recuperar tu bandana, estará en el Edificio del Arashikage.
Seguidamente realizaría un sello más y desaparecería del lugar.
Hablo - Pienso