8/12/2017, 19:49
Vamos a comenzar, detenga las manchas, por favor.
El hecho de que Mogura no la mirase pasó desapercibido porque ella misma tampoco apartó la vista del tema que les ocupaba, su paciente, su compañero y su amigo. Asintió secamente y posó ambas manos sobre el pecho del moribundo tras hacer una serie de sellos. La temperatura ambiental subió drasticamente mientras la del envenenado se mantenía en un calor estable.
Los resultados no se hicieron esperar y todas las manchas de su cuerpo se detuvieron, ahora todo estaba en manos de Mogura, nadie esperaba que lo hiciera todo en esa ronda, pero contra más consiguiese sacar mejor y más fácil iría todo de ahí en adelante. Contando claro que no hiciese algún estropicio con aquel complejo jutsu de extracción de veneno. Como factor adicional, contra más tardase más se caldearía el ambiente hasta que el infierno pareciese un lugar fresquito en el que pasar el verano o la pelirroja se desconcentrase, lo que pasara antes.
El calvo apareció segundos después de que Mogura diese por iniciada la operación, dando pie a posibles distracciones, su superior estaba con plena atención en lo que fuera a pasar a continuación, y la mujer ni siquiera parecía oírles pues mantenía los ojos cerrados con fuerza. El hombre pelo paja no apartaba la vista del herido y estaba mucho más pálido de lo que ninguno de ellos podría ponerse con aquel calor infernal.
Sabía que era un procedimiento de emergencia y que la posibilidad de que su compañero muriese no solo estaba presente sino que era la gran protagonista de ese show. No podía asegurar cuanto tiempo llevaba aguantando a base de fuerza de voluntad o porque aquel veneno no lo dejase morir sin más, no lo sabía pero sí sabía que si pasaba cualquier cosa tendría que enfrentarse a su compañera para que ésta no se lanzase a matar a todo enemigo que se cruzase. Tal vez fuese demasiado impulsiva para ser chunin, de hecho, igual era demasiado impulsiva para ser una kunoichi.
Por eso si ninguno de sus compañeros le prestaba atención, nadie más lo haría.
El hecho de que Mogura no la mirase pasó desapercibido porque ella misma tampoco apartó la vista del tema que les ocupaba, su paciente, su compañero y su amigo. Asintió secamente y posó ambas manos sobre el pecho del moribundo tras hacer una serie de sellos. La temperatura ambiental subió drasticamente mientras la del envenenado se mantenía en un calor estable.
Los resultados no se hicieron esperar y todas las manchas de su cuerpo se detuvieron, ahora todo estaba en manos de Mogura, nadie esperaba que lo hiciera todo en esa ronda, pero contra más consiguiese sacar mejor y más fácil iría todo de ahí en adelante. Contando claro que no hiciese algún estropicio con aquel complejo jutsu de extracción de veneno. Como factor adicional, contra más tardase más se caldearía el ambiente hasta que el infierno pareciese un lugar fresquito en el que pasar el verano o la pelirroja se desconcentrase, lo que pasara antes.
El calvo apareció segundos después de que Mogura diese por iniciada la operación, dando pie a posibles distracciones, su superior estaba con plena atención en lo que fuera a pasar a continuación, y la mujer ni siquiera parecía oírles pues mantenía los ojos cerrados con fuerza. El hombre pelo paja no apartaba la vista del herido y estaba mucho más pálido de lo que ninguno de ellos podría ponerse con aquel calor infernal.
Sabía que era un procedimiento de emergencia y que la posibilidad de que su compañero muriese no solo estaba presente sino que era la gran protagonista de ese show. No podía asegurar cuanto tiempo llevaba aguantando a base de fuerza de voluntad o porque aquel veneno no lo dejase morir sin más, no lo sabía pero sí sabía que si pasaba cualquier cosa tendría que enfrentarse a su compañera para que ésta no se lanzase a matar a todo enemigo que se cruzase. Tal vez fuese demasiado impulsiva para ser chunin, de hecho, igual era demasiado impulsiva para ser una kunoichi.
Por eso si ninguno de sus compañeros le prestaba atención, nadie más lo haría.