10/12/2017, 20:08
La gente se dio la vuelta para observar a la pareja. Eso me dio la oportunidad de mi vida, si todos les miraban, porque iba a ser yo menos. Al fin y al cabo me estaba haciendo pasar por un comensal más, sería totalmente sospechoso que fuera el único que no alzara la mirada de su plato para observar los acontecimientos que se iban a suceder ante mi.
—Mirogata-kun, pero qué estás diciendo. ¿Cómo puedes pensar que yo tengo algo que ver? ¿qué te han metido en la cabeza esos ninjas, mi amor...
—No lo sé, no lo sé. La llave, ellos, ellos creen que has sido tú.
Y tanto que creía que había sido ello. No había otra persona capaz de hacerlo, solo Mirogata y o estaba actuando la mar de bien siendo él el auténtico responsable de todo, o bien mis sospechas de que ella era una mentirosa de cuidado estaban en lo cierto. Si tuviera que elegir en ese mismo momento, votaría por mí mismo, al fin y al cabo era la persona de la que más me fiaba.
Y antes de decir unas palabras que forzarían mis siguientes movimientos, la mujer de las mentiras alzo la vista de la mesa, y deslizo su mirada de, me niego a decir esa palabra que empieza por S, por todas las mesas del restaurante, devolviéndoles las miradas a todos los comensales, incluso a mí, que les estaba observando fijamente.
—Vale, ésto te tiene muy afectado, lo entiendo. Vamos, vamos a casa. Te prepararé un te y hablaremos más tranquilos sobre todo, sin tanta gente alrededor.
Esto me hizo reaccionar. No podía permitirlo, incluso si había más gente delante, no podía permitir que se marcharan. Podía seguirlos si, pero en aquel momento ella ya había pasado su mirada por mí, y muy tonta tenía que ser para no ver la bandana de mi cuello. Si les seguía me iba a delatar a mí mismo, y puestos a tirarse a la piscina, ese era el momento.
—Alto ahí, vuelvan a sentarse, es una orden. —les dije a ambos con un tono autoritario que no me salía muy bien. —Ustedes dos no van a marcharse a ninguna parte, especialmente usted, señorita
Si me obedecían, cogería mi plato y mi silla para sentarme en la misma mesa que ellos, si no, bueno… Entonces tendría que actuar de otra manera.
—Mirogata-kun, pero qué estás diciendo. ¿Cómo puedes pensar que yo tengo algo que ver? ¿qué te han metido en la cabeza esos ninjas, mi amor...
—No lo sé, no lo sé. La llave, ellos, ellos creen que has sido tú.
Y tanto que creía que había sido ello. No había otra persona capaz de hacerlo, solo Mirogata y o estaba actuando la mar de bien siendo él el auténtico responsable de todo, o bien mis sospechas de que ella era una mentirosa de cuidado estaban en lo cierto. Si tuviera que elegir en ese mismo momento, votaría por mí mismo, al fin y al cabo era la persona de la que más me fiaba.
Y antes de decir unas palabras que forzarían mis siguientes movimientos, la mujer de las mentiras alzo la vista de la mesa, y deslizo su mirada de, me niego a decir esa palabra que empieza por S, por todas las mesas del restaurante, devolviéndoles las miradas a todos los comensales, incluso a mí, que les estaba observando fijamente.
—Vale, ésto te tiene muy afectado, lo entiendo. Vamos, vamos a casa. Te prepararé un te y hablaremos más tranquilos sobre todo, sin tanta gente alrededor.
Esto me hizo reaccionar. No podía permitirlo, incluso si había más gente delante, no podía permitir que se marcharan. Podía seguirlos si, pero en aquel momento ella ya había pasado su mirada por mí, y muy tonta tenía que ser para no ver la bandana de mi cuello. Si les seguía me iba a delatar a mí mismo, y puestos a tirarse a la piscina, ese era el momento.
—Alto ahí, vuelvan a sentarse, es una orden. —les dije a ambos con un tono autoritario que no me salía muy bien. —Ustedes dos no van a marcharse a ninguna parte, especialmente usted, señorita
Si me obedecían, cogería mi plato y mi silla para sentarme en la misma mesa que ellos, si no, bueno… Entonces tendría que actuar de otra manera.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)