13/12/2017, 03:14
¿Alto ahí? ¡¿Quién, quién se atrevía a ...?
Mirogata alzó la vista, y se llevó las manos a la cara. Oh, todo se iba a la mierda. Él, su trabajo, su relación. ¡Todo se iba a la mierda! pero se anegó de decir nada. Naomi, por su parte, tuvo que observar con incredulidad tanto a Mirogata como a Reiji, quien había tomado una decisión a pesar de que algunos pudieran pensar que no fue la más correcta. Quizás, hubiese sido altamente recomendable dejar seguir el caudal de aquel encuentro, y tal vez, sólo tal vez, la información iba a llegar tarde o temprano. Pero ahora el banquillo del acusado yacía expuesto para Naoki, quien podía ser muchas cosas pero no tonta.
—Reiji-san, ¿qué es lo que hace?
—¿Le conoces? —no parecía muy a gusto con todo aquello, así que soltó a Mirogata de su cándida mano.
Él alzó los hombros, rendido ante la situación.
—Claro, usted debe ser el que cree que yo tengo algo que ver con algo tan grave. Pues déjeme decirle, niño, está equivocado, y al menos de que tenga una prueba irrefutable, nada va a evitar que me vaya si así lo quiero. Adiós.
Se volteó, enojada, y comenzó a caminar. Mirogata la vio alejarse un par de pasos, y se debatía si seguirla, o permanecer con Reiji.
De una u otra forma, a Reiji se le complicaba el asunto. Su principal sospechosa se iba a ir, y realmente no tenía forma de detenerla. ¿Quizás abordar el asunto de otra forma, podía ser?
Mirogata alzó la vista, y se llevó las manos a la cara. Oh, todo se iba a la mierda. Él, su trabajo, su relación. ¡Todo se iba a la mierda! pero se anegó de decir nada. Naomi, por su parte, tuvo que observar con incredulidad tanto a Mirogata como a Reiji, quien había tomado una decisión a pesar de que algunos pudieran pensar que no fue la más correcta. Quizás, hubiese sido altamente recomendable dejar seguir el caudal de aquel encuentro, y tal vez, sólo tal vez, la información iba a llegar tarde o temprano. Pero ahora el banquillo del acusado yacía expuesto para Naoki, quien podía ser muchas cosas pero no tonta.
—Reiji-san, ¿qué es lo que hace?
—¿Le conoces? —no parecía muy a gusto con todo aquello, así que soltó a Mirogata de su cándida mano.
Él alzó los hombros, rendido ante la situación.
—Claro, usted debe ser el que cree que yo tengo algo que ver con algo tan grave. Pues déjeme decirle, niño, está equivocado, y al menos de que tenga una prueba irrefutable, nada va a evitar que me vaya si así lo quiero. Adiós.
Se volteó, enojada, y comenzó a caminar. Mirogata la vio alejarse un par de pasos, y se debatía si seguirla, o permanecer con Reiji.
De una u otra forma, a Reiji se le complicaba el asunto. Su principal sospechosa se iba a ir, y realmente no tenía forma de detenerla. ¿Quizás abordar el asunto de otra forma, podía ser?