17/12/2017, 00:06
El viejo no emitió sonido alguno, sino que simplemente me tendió unas indicaciones, así como unos cuantos vales para las comidas del viaje. Bueno, ahora ya tenía toda la información necesaria, tan solo debía ultimar los detalles y emprender aquel viaje hasta los dominios del rayo.
— Vaya, gracias, con esto creo que será más que suficiente. Partiré de inmediato
Y así fue. con un breve saludo me despedí del anciano y me dirigí a casa a recoger mis cosas y armar la mochila con alguna que otra provisión. Pese a los vales, aprendí la lección durante la misión de rango S y tenía muy presentes las palabras de Yubiwa. Así que toda precaución era poca.
Una vez con todo listo y la mochila de viaje a cuestas, dejé a mis espaldas mi hogar y mi aldea. Si las cosas salían mal no volvería a verla, aunque la verdad es que no me planteaba el fracaso. En todo caso, aquello era una buena manera de probarme a mi mismo después de todo aquel tiempo en el que me preparé en el Valle Aodori y comenzaba a dominar mis nuevos jutsus. como era de esperar, Kumopansa también viajaría conmigo, no solo se había convertido en mi fiel compañera, sino que sabía que podría ser realmente útil cuando llegase el momento. sus habilidades formaban parte de mi abanico de herramientas.
El viaje fue muy largo. fueron 3 días de viaje con aquella jodida araña parlanchina. El primer día viajé hasta la frontera con el bosque de hongos. Crucé el bosque durante todo el día y antes de adentrarme en aquella arboleda tan característica opté por hacer el primer alto en el camino. La noche podía convertirse en el primer enemigo de aquella aventura. Ya llegarían las tortas, pero todavía no.
Al siguiente día llegaría a las fronteras de mi país con el del rayo. Primera misión en la que tendría que salir de los dominios de los nativos de Kusagakure. Por momentos sentía que me embriagaba de responsabilidad y aquella me gustaba. Sentía que estaba madurando como ninja y me reconfortaba. Papá, allí donde estuviera se sentiría orgulloso. Yo lo sabía y esperaba que lo estuviese viendo desde algún lugar, ya fuese en el cielo o en el más allá. Me detuve en una pequeña aldea después de atravesar los arrozales del silencio y allí pasé la última noche antes de llegar a la aldea de las aguas termales.
Finalmente, en el tercer día, crucé la frontera y me adentré en Kaminari no Kuni y bien adentrada la tarde llegué a mi destino final. Allí me encontraría con el cliente de la misión. Era un lugar tranquilo y aunque estábamos e invierno se respiraba frescura. Además, como indicaba el nombre de la aldea, la cantidad de baños termales era abrumadura. ¿Qué otra cosa se podría esperar de un lugar como ese?
No me entretuve y busqué el lugar donde se hospedaba aquel hombre, para formalizar aquel encuentro y empezar con el trabajo de verdad. Me tomó mi tiempo, claro. No conocía el lugar. Pero finalmente lo encontré y fui a la recepción del lugar.
— Esto, disculpe, estoy buscando a alguien. Tengoku hibana-san se hospeda aquí, ¿Cierto? — pregunté a quien fuera que estuviera al otro lado del mostrador — ¿Sería tan amable de decirme en qué habitación se aloja o de decirle que el ninja que solicitó ha llegado?
Kumopansa asomó la cabeza por detrás de mi hombro, observando al trabajador del hotel. sin saber como me percaté, ladee el rostro ligeramente para verla y con un gesto con la mano le indiqué que se detuviera. El arácnido reculó.
— No se preocupe, es totalmente inofensiva
— Vaya, gracias, con esto creo que será más que suficiente. Partiré de inmediato
Y así fue. con un breve saludo me despedí del anciano y me dirigí a casa a recoger mis cosas y armar la mochila con alguna que otra provisión. Pese a los vales, aprendí la lección durante la misión de rango S y tenía muy presentes las palabras de Yubiwa. Así que toda precaución era poca.
Una vez con todo listo y la mochila de viaje a cuestas, dejé a mis espaldas mi hogar y mi aldea. Si las cosas salían mal no volvería a verla, aunque la verdad es que no me planteaba el fracaso. En todo caso, aquello era una buena manera de probarme a mi mismo después de todo aquel tiempo en el que me preparé en el Valle Aodori y comenzaba a dominar mis nuevos jutsus. como era de esperar, Kumopansa también viajaría conmigo, no solo se había convertido en mi fiel compañera, sino que sabía que podría ser realmente útil cuando llegase el momento. sus habilidades formaban parte de mi abanico de herramientas.
El viaje fue muy largo. fueron 3 días de viaje con aquella jodida araña parlanchina. El primer día viajé hasta la frontera con el bosque de hongos. Crucé el bosque durante todo el día y antes de adentrarme en aquella arboleda tan característica opté por hacer el primer alto en el camino. La noche podía convertirse en el primer enemigo de aquella aventura. Ya llegarían las tortas, pero todavía no.
Al siguiente día llegaría a las fronteras de mi país con el del rayo. Primera misión en la que tendría que salir de los dominios de los nativos de Kusagakure. Por momentos sentía que me embriagaba de responsabilidad y aquella me gustaba. Sentía que estaba madurando como ninja y me reconfortaba. Papá, allí donde estuviera se sentiría orgulloso. Yo lo sabía y esperaba que lo estuviese viendo desde algún lugar, ya fuese en el cielo o en el más allá. Me detuve en una pequeña aldea después de atravesar los arrozales del silencio y allí pasé la última noche antes de llegar a la aldea de las aguas termales.
Finalmente, en el tercer día, crucé la frontera y me adentré en Kaminari no Kuni y bien adentrada la tarde llegué a mi destino final. Allí me encontraría con el cliente de la misión. Era un lugar tranquilo y aunque estábamos e invierno se respiraba frescura. Además, como indicaba el nombre de la aldea, la cantidad de baños termales era abrumadura. ¿Qué otra cosa se podría esperar de un lugar como ese?
No me entretuve y busqué el lugar donde se hospedaba aquel hombre, para formalizar aquel encuentro y empezar con el trabajo de verdad. Me tomó mi tiempo, claro. No conocía el lugar. Pero finalmente lo encontré y fui a la recepción del lugar.
— Esto, disculpe, estoy buscando a alguien. Tengoku hibana-san se hospeda aquí, ¿Cierto? — pregunté a quien fuera que estuviera al otro lado del mostrador — ¿Sería tan amable de decirme en qué habitación se aloja o de decirle que el ninja que solicitó ha llegado?
Kumopansa asomó la cabeza por detrás de mi hombro, observando al trabajador del hotel. sin saber como me percaté, ladee el rostro ligeramente para verla y con un gesto con la mano le indiqué que se detuviera. El arácnido reculó.
— No se preocupe, es totalmente inofensiva
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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