18/12/2017, 18:56
—Errado, no ser gente de Sapayauitl, ser gente de mismo lugar que extraños. Ser su gente, no mía.
—¿Cómo?— Pregunté incrédulo a la par que trataba de agudizar mi visión hacia le nuble gélida, lo único que podía ver con seguridad es que habían varios pares de ojos mirando hacia nuestra posición, así como cuando un fiera acecha a su presa.
—La… La muerte es blanca y tiene los ojos azules —tartamudeo Sarutobi, quien retrocedió demostrando su miedo.
"¿No se supone que su familia fue la que peleo contra ellos? O... A lo mejor no sabe pelear..." Suspiré con pesar por lo que venía continuación.
No obstante, mi mirada siguió firme en la cortina de hielo, seguía expectante y ansioso por saber lo que ocurriría, relamí mis labios y tragué grueso, estaba un poco nervioso, sería la primera guerra en la que estaría, no sabía exactamente cómo debería sentirme. Aunque realmente no importaba como debería sentirme o no, sino aquellas figuras humanas que salían dejando una estela blanca como rastro, se movían muy lentamente y se veían bastante raras... Pero, sí la observaba con atención podría definir que no era un humano vivo, sino uno muerto, un cadáver, un zombie como en las películas o comics.
—¿Cómo es posible? ¿Qué hicieron? ¿Cómo lo hicieron?— Comenté anonadado por tal hallazgo, había escuchado de alguna técnica secreta para revivir muertos, pero eran puras leyendas y mitos, nadie había dado con ella realmente, entonces... ¿Qué dignificaba eso? ¿Un engaño?
—¡No me lo creo, que abominación! Exclamó Koutetsu, estaba tan sorprendido como yo.
Fue cuestión de tiempo para que se fueran revelando más figuras similares a la primera que vimos, un ejercito de zombies gélidos se manifestó, todos con las mismas características, semi-mutilados, cubiertos de escarcha, con armaduras, en descomposición... Ciertamente una escena digna de una película.
—¡Atento, Keisuke! — Advirtió el moreno cuando el primer enemigo se lanzó hacia nosotros, pero ya no se movía lentamente, no tenía ese aspecto frágil y débil de hacía unos minutos, su desplazamiento era mucho más rápido y su cuerpo, sí ya era sobrenatural, ahora era al cuadrado cuando ví como su extremidad recién mutilada, por Koutetsu, se seguía moviendo.
Lancé ambas cuchillas a la nieve, aparentemente no serviría de nada aquellas armas contra esos sujetos; y justo en ese momento uno de esos cadáveres se acercó directamente hacia mi, me acerqué en zigzag, moverse por la nieve no era tan fácil como parecía, mandé un puñetazo directamente a su tórax, justo por el costado derecho, pero ese no sería un puñetazo normal, sino uno energizado que mandaría al esqueleto hacia atrás con gran fuerza o lo devastaría al instante, no sabía cual de las dos opciones.
Entonces se oyó un grito, volteé a ver y era al asistente de Shinda, aparentemente estaba bien, solo sorprendida por lo que ocurría. —¿Tienes una idea? No puedo utilizar tanto chakra en cada uno de ellos, me desgastaría muy rápido.—
Entrelacé mis manos rápidamente y me puse justo al frente de los cadaveres que venían. —Suiton: Mizurappa!— De mi boca surgió un potente chorro de agua que dirigí directamente hacia nuestros enemigos, pero estaba seguro que eso nos daría solo unos escasos segundos de tiempo.
—¿Cómo?— Pregunté incrédulo a la par que trataba de agudizar mi visión hacia le nuble gélida, lo único que podía ver con seguridad es que habían varios pares de ojos mirando hacia nuestra posición, así como cuando un fiera acecha a su presa.
—La… La muerte es blanca y tiene los ojos azules —tartamudeo Sarutobi, quien retrocedió demostrando su miedo.
"¿No se supone que su familia fue la que peleo contra ellos? O... A lo mejor no sabe pelear..." Suspiré con pesar por lo que venía continuación.
No obstante, mi mirada siguió firme en la cortina de hielo, seguía expectante y ansioso por saber lo que ocurriría, relamí mis labios y tragué grueso, estaba un poco nervioso, sería la primera guerra en la que estaría, no sabía exactamente cómo debería sentirme. Aunque realmente no importaba como debería sentirme o no, sino aquellas figuras humanas que salían dejando una estela blanca como rastro, se movían muy lentamente y se veían bastante raras... Pero, sí la observaba con atención podría definir que no era un humano vivo, sino uno muerto, un cadáver, un zombie como en las películas o comics.
—¿Cómo es posible? ¿Qué hicieron? ¿Cómo lo hicieron?— Comenté anonadado por tal hallazgo, había escuchado de alguna técnica secreta para revivir muertos, pero eran puras leyendas y mitos, nadie había dado con ella realmente, entonces... ¿Qué dignificaba eso? ¿Un engaño?
—¡No me lo creo, que abominación! Exclamó Koutetsu, estaba tan sorprendido como yo.
Fue cuestión de tiempo para que se fueran revelando más figuras similares a la primera que vimos, un ejercito de zombies gélidos se manifestó, todos con las mismas características, semi-mutilados, cubiertos de escarcha, con armaduras, en descomposición... Ciertamente una escena digna de una película.
—¡Atento, Keisuke! — Advirtió el moreno cuando el primer enemigo se lanzó hacia nosotros, pero ya no se movía lentamente, no tenía ese aspecto frágil y débil de hacía unos minutos, su desplazamiento era mucho más rápido y su cuerpo, sí ya era sobrenatural, ahora era al cuadrado cuando ví como su extremidad recién mutilada, por Koutetsu, se seguía moviendo.
Lancé ambas cuchillas a la nieve, aparentemente no serviría de nada aquellas armas contra esos sujetos; y justo en ese momento uno de esos cadáveres se acercó directamente hacia mi, me acerqué en zigzag, moverse por la nieve no era tan fácil como parecía, mandé un puñetazo directamente a su tórax, justo por el costado derecho, pero ese no sería un puñetazo normal, sino uno energizado que mandaría al esqueleto hacia atrás con gran fuerza o lo devastaría al instante, no sabía cual de las dos opciones.
Entonces se oyó un grito, volteé a ver y era al asistente de Shinda, aparentemente estaba bien, solo sorprendida por lo que ocurría. —¿Tienes una idea? No puedo utilizar tanto chakra en cada uno de ellos, me desgastaría muy rápido.—
Entrelacé mis manos rápidamente y me puse justo al frente de los cadaveres que venían. —Suiton: Mizurappa!— De mi boca surgió un potente chorro de agua que dirigí directamente hacia nuestros enemigos, pero estaba seguro que eso nos daría solo unos escasos segundos de tiempo.