21/12/2017, 16:55
— No te preocupes, ella estará bien. La verdad es que nunca había visto una fiesta semejante a esta. ¿Cómo es que os podéis permitir tal repertorio de vestimentas?
—Donaciones —se limitó a decir ella —. La mayoría es por las familias acomodadas que viven aquí, más por las fiestas que por caridad, la verdad —se encogió de hombros —Pero no podemos decir nada, son ellos los que nos financian, al fin y al cabo...
»Pero bueno, hay que disfrutar, eh.
La joven sonrió a la par que la música dejaba de sonar.
—Bueno, Juro-san —dijo ella mientras se separaba del chico y comenzaba a aplaudir a los músicos que habían tocado, sin mirarles —. ¿Mañana en la plaza a media mañana?
Aquel chico era Príncipe Encantador en persona, y Eri poco a poco estaba cayendo, sin embargo todavía estaba lejos de ser engatusada en algún jutsu extraño digno de estudio.
— Siempre me han dicho que soy el más amable de la familia. Mi hermana suele considerar a la gente con menos dinero inferiores a ella. Es irreconocible. Mis hermanos son más tranquilos, pero creo que piensan igual que ella en el fondo.
—Bueno... —murmuró ella —. Al menos tú lo eres.
La música comenzó a decaer, y poco a poco el silencio se fue apoderando de la sala, seguido de una maraña de aplausos que rápidamente inundó el lugar. Eri se separó con una sonrisa y comenzó a aplaudir, rápidamente.
—Donaciones —se limitó a decir ella —. La mayoría es por las familias acomodadas que viven aquí, más por las fiestas que por caridad, la verdad —se encogió de hombros —Pero no podemos decir nada, son ellos los que nos financian, al fin y al cabo...
»Pero bueno, hay que disfrutar, eh.
La joven sonrió a la par que la música dejaba de sonar.
—Bueno, Juro-san —dijo ella mientras se separaba del chico y comenzaba a aplaudir a los músicos que habían tocado, sin mirarles —. ¿Mañana en la plaza a media mañana?
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Aquel chico era Príncipe Encantador en persona, y Eri poco a poco estaba cayendo, sin embargo todavía estaba lejos de ser engatusada en algún jutsu extraño digno de estudio.
— Siempre me han dicho que soy el más amable de la familia. Mi hermana suele considerar a la gente con menos dinero inferiores a ella. Es irreconocible. Mis hermanos son más tranquilos, pero creo que piensan igual que ella en el fondo.
—Bueno... —murmuró ella —. Al menos tú lo eres.
La música comenzó a decaer, y poco a poco el silencio se fue apoderando de la sala, seguido de una maraña de aplausos que rápidamente inundó el lugar. Eri se separó con una sonrisa y comenzó a aplaudir, rápidamente.