22/12/2017, 01:36
Las risas y los ruidos estridentes de arrastrar la botella por la mesa siguieron durante unos minutos hasta que el propietario del lugar se cayó de espaldas con silla y todo y se quedó frito en el suelo murmurando cosas raras, mientras, su cliente había apoyado la cabeza en la mesa y emitía sonoros ronquidos. Si estaban fingiendo, eran mejores actores de lo que ellos eran shinobis.