22/12/2017, 22:52
—Entiendo a dónde quieres llegar, muchacho, pero lograr que el comandante de los no muertos se muestre será difícil. Sin embargo, tengo algunos materiales que les pueden ayudar a luchar contra el enemigo, mas eso no les garantizara la supervivencia. — Manifestó el anciano a la par que se ponía cómodo y daba unas caladas a su pipa.
—Una pequeña esperanza es mejor que no tener ninguna. — Koutetsu se encontraba un poco mejor, al parecer, no estaba seguro sí era por mis palabras o por las de Shinda, pero daba igual de quien fueran, lo importante es que ahora estaba más animado.
Inspiré profundamente y luego exhalé todo el aire en mis pulmones, quería tratar de tranquilizarme y no dejarme llevar por los nervios, o por el hecho de que nos quedábamos sin tiempo y la muerte estaba a unos cuantos metros...
—Ahora que lo pienso, se supone que usted es un sabio versado en todo lo referente a los elementos sobrenaturales de la historia local; ¿qué puede decirnos sobre la habilidad que están usando para controlar a los muertos?
"Parece que ha vuelto en sí..." Pensé un poco más aliviado.
—Ustedes que son shinobis ya se habrán dado cuenta o al menos lo habrán intuido: no se trata de magia alguna, sino de un complejo uso del chakra —Explicó en sencillas palabras, realmente no era que no estuviese entre mis consideraciones...
— Pese a lo que parece, en realidad no controlan los cuerpos de los muertos, controlan los cristales de hielo formados por la humedad de los mismos; el cuerpo humano está compuesto por una gran cantidad de agua, la cual se mantiene cálida mientras estamos vivos. En este clima, cuando morimos, la mayor parte de esa agua comienza a convertirse en diminutos cristales de hielo; y contralar el hielo es la principal habilidad de los Seltkalt.—. Pero ahora venía una explicación más detallada de la técnica, una gran información que saber.
—Interesante conclusión.— Agregué ante la aclaratoria.
—Ya veo… por eso es que solo el fuego resulta efectivo contra los no muertos ¿Entonces el controlarlos es similar a como se hace con los clones?
—Algo así: según lo que he aprendido, el grado de fuerza y control, la cantidad de cuerpos y que tanto tiempo pueden moverse, la autonomía y destreza varían de usuario a usuario. Tanto es así que algunos solo pueden reanimar unos cuantos cadáveres utilizando el máximo de su concentración, mientras que otros pueden controlar docenas durante horas, mientras que combaten y gastan chakra.
—A juzgar por la cantidad de cadáveres podríamos decir que vinieron los mejores de la línea ofensiva...— Manifesté, era la cruda y fría realidad, probablemente destinados a morir en un lugar que no era nuestro hogar, y envueltos en una guerra en la que no teníamos nada que ver, pero...¿así es la vida, no?
—Si están determinados a sobrevivir siganme, en el ático quedaron algunos artilugios del último conflicto entre poblaciones, estoy seguro de que habrá un par de cosas que puedan ayudarles a combatir.
Esperé a que Sarutobi se moviera y empecé a seguirlo por las escaleras, sería cuestión de tiempo para que estuvieramos en el segundo piso de su casa.
—Algo que también nos resultaría útil es saber a cuantos enemigos no estamos enfrentando: los nativos deben tener un número finito de manipuladores de muertos, y también un número finito de muertos a los cuales manipular… al menos por ahora.— Puntualizó Koutetsu con la esperanza se seguir en busca de más información, yo por mi parte me quedé esperando respuesta.
—Los miembros de la tribu capaces de luchar deberían ser muy pocos..., pero desconozco de donde han tomado tal cantidad de cadáveres. Digo, del pueblo no pueden ser: hay un control muy estricto sobre las defunciones y las correspondientes incineraciones.
—Ser, gente de fuera, ejercito enemigo—. Dijo la nativa, aunque sus palabras eran un tanto extrañas.
—Eso es imposible… Aquí no tenemos ejército, solo una guardia pequeña. Además de que ningún ejército vendría a un sitio como este, donde no hay nada que conquistar.
"Curioso..."
—Sabios decir: mercenarios bajo orden, líder Sarutobi, ser muchos, veinte veces diez. Una noche, todos derrotados, Seltkalt reclamar sus cuerpos como arma, como botín.
—En otras palabras: el líder Sarutobi contrato un ejército de doscientos mercenarios que no tenían idea de en qué se metían, los arrojo a una muerte segura e instantáneamente engroso las filas enemigas, confiriéndoles las fuerzas necesarias para tomar por asalto el pueblo. — Y justo en el momento indicado, el moreno dio una traducción casi perfecta del mensaje que quería dar la pálida.
—Kazushiro siempre fue bueno en las matemáticas y en los negocios, al igual que siempre fue un guerrero y un estratega pésimo. — Reveló el anciano.
Finalmente llegamos al piso superior, las escaleras se habían acabado y el crujido de la madera anunció que una puerta se abría, el lugar fue iluminado por una vela dejando ver que el lugar tenía mucho tiempo sin ser visitado, incluso había polvo, mucho polvo, además de eso pude ver una decena de cajas.
—Busquen en las cajas y seguro hallaran algo de utilidad, mientras deberían de hacer una estrategia, seguramente los muertos tienen órdenes de buscar a la chica y quien los controla no se mostrara a menos que haya otra opción… Tampoco pueden acorralarlo con un rehén; esos sujetos valoran demasiado el prestigio de dar muerte al enemigo y el sacrificio por el bien de la tribu.— Anunció mientras acomodaba su retaguardia en un baquillo.
»Si la situación se les va de las manos, podría darse el caso de que creyese que una segundogénita es un sacrificio aceptable si de acabar con dos guerreros y un Sarutobi se trata… además, que muriese les daría un motivo más para masacrarnos a todos sin necesidad de negociar o ¿me equivoco en mi estimación, princesa?
—No, tener razón: deber, honor, gloria… por encima de vidas, bien común, ser tiempo de guerra, ser lo normal…
Y la situación cada vez era más clara, la sangre debía correr... Los nativos de las llanuras del hielo no se andaban con cuentos y preferían iniciar la guerra sin siquiera buscar una excusa para ello, y ahora que la princesa de su pueblo estaba perdida no hacía falta nada más...
—Bueno...ehh...— Me moví rápidamente entre las cajas que tenía en frente y las abrí con rapidez.—Pues según recuerdo... Dijeron que usaron aceite de ballena, tendrá alguna lata en algún lugar?— Pedí, quizá él pudiera recodar algo de ayuda. —O quizá un poco de pólvora, pudiera ser útil, creo que una buena explosión en el momento adecuado podría hacer que nos deshiciéramos de esa cantidad de muertos...—
Me detuve un momento y me volteé a ver a la princesa. —Sigo creyendo que tú nos puedes ayudar de alguna forma, a ti no deberían atacarte...— Comenté , suponiendo que su gente no sería capaz de matarla sin motivo alguno, aunque no podía saber cuan bizarros podrían ser...
—Bueno si consigo algo útil les haré saber.— Seguí con la búsqueda a la máxima velocidad que pude.
—Una pequeña esperanza es mejor que no tener ninguna. — Koutetsu se encontraba un poco mejor, al parecer, no estaba seguro sí era por mis palabras o por las de Shinda, pero daba igual de quien fueran, lo importante es que ahora estaba más animado.
Inspiré profundamente y luego exhalé todo el aire en mis pulmones, quería tratar de tranquilizarme y no dejarme llevar por los nervios, o por el hecho de que nos quedábamos sin tiempo y la muerte estaba a unos cuantos metros...
—Ahora que lo pienso, se supone que usted es un sabio versado en todo lo referente a los elementos sobrenaturales de la historia local; ¿qué puede decirnos sobre la habilidad que están usando para controlar a los muertos?
"Parece que ha vuelto en sí..." Pensé un poco más aliviado.
—Ustedes que son shinobis ya se habrán dado cuenta o al menos lo habrán intuido: no se trata de magia alguna, sino de un complejo uso del chakra —Explicó en sencillas palabras, realmente no era que no estuviese entre mis consideraciones...
— Pese a lo que parece, en realidad no controlan los cuerpos de los muertos, controlan los cristales de hielo formados por la humedad de los mismos; el cuerpo humano está compuesto por una gran cantidad de agua, la cual se mantiene cálida mientras estamos vivos. En este clima, cuando morimos, la mayor parte de esa agua comienza a convertirse en diminutos cristales de hielo; y contralar el hielo es la principal habilidad de los Seltkalt.—. Pero ahora venía una explicación más detallada de la técnica, una gran información que saber.
—Interesante conclusión.— Agregué ante la aclaratoria.
—Ya veo… por eso es que solo el fuego resulta efectivo contra los no muertos ¿Entonces el controlarlos es similar a como se hace con los clones?
—Algo así: según lo que he aprendido, el grado de fuerza y control, la cantidad de cuerpos y que tanto tiempo pueden moverse, la autonomía y destreza varían de usuario a usuario. Tanto es así que algunos solo pueden reanimar unos cuantos cadáveres utilizando el máximo de su concentración, mientras que otros pueden controlar docenas durante horas, mientras que combaten y gastan chakra.
—A juzgar por la cantidad de cadáveres podríamos decir que vinieron los mejores de la línea ofensiva...— Manifesté, era la cruda y fría realidad, probablemente destinados a morir en un lugar que no era nuestro hogar, y envueltos en una guerra en la que no teníamos nada que ver, pero...¿así es la vida, no?
—Si están determinados a sobrevivir siganme, en el ático quedaron algunos artilugios del último conflicto entre poblaciones, estoy seguro de que habrá un par de cosas que puedan ayudarles a combatir.
Esperé a que Sarutobi se moviera y empecé a seguirlo por las escaleras, sería cuestión de tiempo para que estuvieramos en el segundo piso de su casa.
—Algo que también nos resultaría útil es saber a cuantos enemigos no estamos enfrentando: los nativos deben tener un número finito de manipuladores de muertos, y también un número finito de muertos a los cuales manipular… al menos por ahora.— Puntualizó Koutetsu con la esperanza se seguir en busca de más información, yo por mi parte me quedé esperando respuesta.
—Los miembros de la tribu capaces de luchar deberían ser muy pocos..., pero desconozco de donde han tomado tal cantidad de cadáveres. Digo, del pueblo no pueden ser: hay un control muy estricto sobre las defunciones y las correspondientes incineraciones.
—Ser, gente de fuera, ejercito enemigo—. Dijo la nativa, aunque sus palabras eran un tanto extrañas.
—Eso es imposible… Aquí no tenemos ejército, solo una guardia pequeña. Además de que ningún ejército vendría a un sitio como este, donde no hay nada que conquistar.
"Curioso..."
—Sabios decir: mercenarios bajo orden, líder Sarutobi, ser muchos, veinte veces diez. Una noche, todos derrotados, Seltkalt reclamar sus cuerpos como arma, como botín.
—En otras palabras: el líder Sarutobi contrato un ejército de doscientos mercenarios que no tenían idea de en qué se metían, los arrojo a una muerte segura e instantáneamente engroso las filas enemigas, confiriéndoles las fuerzas necesarias para tomar por asalto el pueblo. — Y justo en el momento indicado, el moreno dio una traducción casi perfecta del mensaje que quería dar la pálida.
—Kazushiro siempre fue bueno en las matemáticas y en los negocios, al igual que siempre fue un guerrero y un estratega pésimo. — Reveló el anciano.
Finalmente llegamos al piso superior, las escaleras se habían acabado y el crujido de la madera anunció que una puerta se abría, el lugar fue iluminado por una vela dejando ver que el lugar tenía mucho tiempo sin ser visitado, incluso había polvo, mucho polvo, además de eso pude ver una decena de cajas.
—Busquen en las cajas y seguro hallaran algo de utilidad, mientras deberían de hacer una estrategia, seguramente los muertos tienen órdenes de buscar a la chica y quien los controla no se mostrara a menos que haya otra opción… Tampoco pueden acorralarlo con un rehén; esos sujetos valoran demasiado el prestigio de dar muerte al enemigo y el sacrificio por el bien de la tribu.— Anunció mientras acomodaba su retaguardia en un baquillo.
»Si la situación se les va de las manos, podría darse el caso de que creyese que una segundogénita es un sacrificio aceptable si de acabar con dos guerreros y un Sarutobi se trata… además, que muriese les daría un motivo más para masacrarnos a todos sin necesidad de negociar o ¿me equivoco en mi estimación, princesa?
—No, tener razón: deber, honor, gloria… por encima de vidas, bien común, ser tiempo de guerra, ser lo normal…
Y la situación cada vez era más clara, la sangre debía correr... Los nativos de las llanuras del hielo no se andaban con cuentos y preferían iniciar la guerra sin siquiera buscar una excusa para ello, y ahora que la princesa de su pueblo estaba perdida no hacía falta nada más...
—Bueno...ehh...— Me moví rápidamente entre las cajas que tenía en frente y las abrí con rapidez.—Pues según recuerdo... Dijeron que usaron aceite de ballena, tendrá alguna lata en algún lugar?— Pedí, quizá él pudiera recodar algo de ayuda. —O quizá un poco de pólvora, pudiera ser útil, creo que una buena explosión en el momento adecuado podría hacer que nos deshiciéramos de esa cantidad de muertos...—
Me detuve un momento y me volteé a ver a la princesa. —Sigo creyendo que tú nos puedes ayudar de alguna forma, a ti no deberían atacarte...— Comenté , suponiendo que su gente no sería capaz de matarla sin motivo alguno, aunque no podía saber cuan bizarros podrían ser...
—Bueno si consigo algo útil les haré saber.— Seguí con la búsqueda a la máxima velocidad que pude.