2/01/2018, 13:15
Nada más Juro y Keisuke salieron del local —el primero con su verdadera apariencia y el otro intentando mantener un Henge que ya le estaba empezando a dar dolor de cabeza—, Akame se levantó de su asiento. Dejó un puñado de monedas sobre la mesa y abordó a sus compañeros de misión.
—¿Qué demonios ha pasado ahí dentro? —quiso saber, expectante—. Estaban a punto de caramelo, ¿tenéis algo?
Ignorante de que en realidad ni el de Kusa ni el de Ame habían conseguido una prueba concluyente de los amoríos del profesor Rōshi, Akame no quiso aun así perder de vista a la pareja. El académico y la muchacha caminaban a paso tranquilo calle abajo, por lo que todavía no se habían alejado en exceso del trío de ninjas. Puesto que ellos no sabían que estaban siendo observados y tampoco tenían motivos para huir de nada, sería fácil que los muchachos pudieran seguirlos sin perderles la pista.
—¿Qué demonios ha pasado ahí dentro? —quiso saber, expectante—. Estaban a punto de caramelo, ¿tenéis algo?
Ignorante de que en realidad ni el de Kusa ni el de Ame habían conseguido una prueba concluyente de los amoríos del profesor Rōshi, Akame no quiso aun así perder de vista a la pareja. El académico y la muchacha caminaban a paso tranquilo calle abajo, por lo que todavía no se habían alejado en exceso del trío de ninjas. Puesto que ellos no sabían que estaban siendo observados y tampoco tenían motivos para huir de nada, sería fácil que los muchachos pudieran seguirlos sin perderles la pista.