3/01/2018, 00:43
Si, la situación había pegado un par de vueltas interesantes que hacían que mi punto de vista cambiara constantemente. No sabía si realmente Mirogata era un hombre muy inteligente o todo lo contrario. ¿Por qué montar toda aquella escenita para después huir si no había sido él? Y ¿Por qué él? Si conocía la receta de memoria, podía apuntarla en otro papel. Demasiadas incógnitas todavía, sin embargo, todavía tenía delante a aquella mujer, que esta vez, optó por el silencio.
—¿Usted sabe que ocultar información la convierte automáticamente en cómplice? Claro que yo ya sospecho de usted.
Aunque a esas alturas ya no sabía que pensar, pero era mejor que no se viera atisbos de duda en mi cara. Tenía una misión que cumplir y tenía que confiar en mis cuervos, porque si en aquel momento salía corriendo de aquel lugar en busca de Mirogata y me equivocaba, entonces habría perdido la partida, claro que tal vez, la hubiese perdido hacia algunos movimientos.
Yuki voló por la ciudad en busca de Mirogata. Desde el cielo era tarea sencilla vigilar cada uno de los rincones de Amegakure. Pero en su búsqueda se encontró con otra cosa que no era Mirogata, era Yoru. Yoru estaba frente a un escaparate de televisiones mirando una telenovela. Y entonces lo vio también, en el reflejo del cristal lo vio también, a Mirogata.
“¿Acaso Yoru estaba fingiendo ver la telenovela para espiarle? No, ha sido mera casualidad, es un irresponsable” Pensó Yuki mientras se acercaba por detrás a su hermano, y agarrándole con las garras de la espalda, lo espetó a hacer su trabajo, que ahora era el de los dos.
—Vamos, tenemos trabajo, se nos escapa el objetivo, y si fallamos, Reiji dejara de invocarte y no podrás seguir viendo tu novela.
—Ya voy, ya voy ¿Por qué siempre eres tan serio? Solo he parado un momento a descansar, me dolían las alas. ¿Pero qué haces tú aquí?
—Mirogata, hay que seguirle, parece que ahora es el culpable y ha huido.
—A mi ese siempre me había parecido sospechoso, tiene un aire a malo de telenovela.
Los cuervos se dedicarían a seguir a Mirogata y al otro hombre, al que Yoru si reconocería por su nariz torcida. Si llegaba a verlo, claro.
—¿Usted sabe que ocultar información la convierte automáticamente en cómplice? Claro que yo ya sospecho de usted.
Aunque a esas alturas ya no sabía que pensar, pero era mejor que no se viera atisbos de duda en mi cara. Tenía una misión que cumplir y tenía que confiar en mis cuervos, porque si en aquel momento salía corriendo de aquel lugar en busca de Mirogata y me equivocaba, entonces habría perdido la partida, claro que tal vez, la hubiese perdido hacia algunos movimientos.
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Yuki voló por la ciudad en busca de Mirogata. Desde el cielo era tarea sencilla vigilar cada uno de los rincones de Amegakure. Pero en su búsqueda se encontró con otra cosa que no era Mirogata, era Yoru. Yoru estaba frente a un escaparate de televisiones mirando una telenovela. Y entonces lo vio también, en el reflejo del cristal lo vio también, a Mirogata.
“¿Acaso Yoru estaba fingiendo ver la telenovela para espiarle? No, ha sido mera casualidad, es un irresponsable” Pensó Yuki mientras se acercaba por detrás a su hermano, y agarrándole con las garras de la espalda, lo espetó a hacer su trabajo, que ahora era el de los dos.
—Vamos, tenemos trabajo, se nos escapa el objetivo, y si fallamos, Reiji dejara de invocarte y no podrás seguir viendo tu novela.
—Ya voy, ya voy ¿Por qué siempre eres tan serio? Solo he parado un momento a descansar, me dolían las alas. ¿Pero qué haces tú aquí?
—Mirogata, hay que seguirle, parece que ahora es el culpable y ha huido.
—A mi ese siempre me había parecido sospechoso, tiene un aire a malo de telenovela.
Los cuervos se dedicarían a seguir a Mirogata y al otro hombre, al que Yoru si reconocería por su nariz torcida. Si llegaba a verlo, claro.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)