8/01/2018, 05:23
Luego de soltar la pregunta, la pecosa prosiguió con el pescado tomándose su tiempo para masticar y escupir las espinas, procurando disminuir tanto como le fuese posible el desperdicio final. A su lado se estaban empezando a notar bastante claros los restos de los pescados que estaba comiendo, pero no le quedaba de otra más que escupirlos allí.
Zaide sonrió, cada vez que lo hacía a Koko le daba un escalofrío, pero no decía nada al respecto, en su lugar prefirió declinar la oferta del vino con un gesto de la cabeza y aceptar la siguiente sardina que por lo menos no se la metieron en la boca tan bruscamente.
De pronto, el bandido cambió el tema de improviso y comenzó a jugar con un pescado, llamando la atención de la menor por un momento que cayó en cuenta que estaba imitando a un péndulo con la comida y… no le agradaba en lo más mínimo.
—¿Vas a volver a jugar con mi cerebro? —preguntó con tono tembloroso.
No le había gustado la primera vez y nada indicaba que le fuese a gustar la segunda.
Zaide sonrió, cada vez que lo hacía a Koko le daba un escalofrío, pero no decía nada al respecto, en su lugar prefirió declinar la oferta del vino con un gesto de la cabeza y aceptar la siguiente sardina que por lo menos no se la metieron en la boca tan bruscamente.
De pronto, el bandido cambió el tema de improviso y comenzó a jugar con un pescado, llamando la atención de la menor por un momento que cayó en cuenta que estaba imitando a un péndulo con la comida y… no le agradaba en lo más mínimo.
—¿Vas a volver a jugar con mi cerebro? —preguntó con tono tembloroso.
No le había gustado la primera vez y nada indicaba que le fuese a gustar la segunda.