9/01/2018, 00:37
Y fue en el preciso momento, en que puse mi mano para transferir un poco de energía a la pelirroja, que sentí un fuerte escozor en la palma, ciertamente me mantuve el tiempo necesario para poder repartirle un poco de chakra, pero no más, la temperatura seguía subiendo y mis receptores térmicos estaban chillando de dolor, por lo que retiré la mano y miré la palma.
"Quema, quema!" Me dije para no ser imprudente, agité mi mano para tratar de que el calor saliese más rápido, no obstante, en el fondo sabía que era más un efecto placebo; entonces miré a Karamaru, quién también había tenido contacto con ella y efectivamente, sus antebrazos estaban rojos como tomates.
—Rayos, rayos, rayos...— Musité rápidamente mientras agarraba la botella de suero que había dejado al alcance del calvo y la rompía derramando el líquido en el cuerpo de la kunoichi, no sabía sí serviría o no, no sabía sí el agua se evaporaría antes de que pudiera refrescarla un poco pero por lógica fue lo único que se me ocurrió.
—Parece que su chakra siguiera escapando de su cuerpo, su técnica de liberar calor no se detiene y pronto aquí también será un horno y ese no es nuestro único problema, puede morir sí sus reservas de chakra se agotan.— Expliqué rápidamente a Karamaru, no estaba seguro sí entendía la situación, y repetirlo me daba algo de calma y hacía que mis ideas vinieran más rápido, según yo...
—Vale, te ayudaré, sí quieres la agarrar de las piernas y yo de los antebrazos.— Comenté mientras me ubicaba en donde comentaba. —Tenemos que sacarla a la sala en donde caímos desde el lago, a la primera de todas ahí hay más espacio y menos personas que se encuentren afectadas.— Expliqué y mis orbes buscaron los del monje.
"Puedes hacerlo, puedes hacerlo, tú puedes" Me auto motivaba para seguir adelante, solo era un caso de fuga de chakra en forma de calor, algo sencillo ¿o no? "¿¡PORQUE NO NOS ENSEÑABAN A TRABAJAR CON PERSONAS QUE SU CHAKRA ESCAPA MASIVAMENTE DE SU CUERPO!?"
Suspiré y cerré mis parpados un segundo para retomar la calma, seguramente ya Karamaru estaba listo y la evacuaríamos a otro ambiente. Todo estaba "bajo control" hasta que ella retomó la consciencia y su abrazadora mano me tomó, calcinandome prácticamente la muñeca, no pude aguantar mucho más sin tener que retirar. —¿Saigo?— Suspiré con aún más confundido.
—Un minuto, no tardo y tendremos que sacarla de aquí está preparado...— No dudé en entrar nuevamente a la cortina que nos separaba del hombre envenenado. —Mogura, ¿Cómo está él? Haz un resumen rápido, tenemos una emergencia ahí afuera.---- Miré al hombre encamado y al shinobi a cargo. "Espero que no sea el envenenado..."
—¿Cual de los dos es Saigo? Su compañera está complicada y lo está llamando, su chakra está brotando por sus poros y está calentando todo a su alrededor, no me extrañaría sí incluso pudieran sentir el fogonazo desde aquí.— Expliqué rápidamente. —Mi idea es evacuarla a la primera sala a la entrada y tratar de atenderla ahí, no sé exactamente cómo evolucionará, lo que sí sé es que sí Saigo sabe algo al respecto que pueda ayudar sería fenomenal.— Entonces caminé hasta el castaño y murmuré. —Es evidente que necesitaré un poco de ayuda, no sé sí logre manejar del todo la situación, sí crees que él sobrevivirá unas cuantas horas echame una mano, sino lo entenderé.— Y sin esperar respuesta me separé de Mogura.
Sino había nada más que hacer ahí me marcharía a donde la había dejado para evacuarla.
"Quema, quema!" Me dije para no ser imprudente, agité mi mano para tratar de que el calor saliese más rápido, no obstante, en el fondo sabía que era más un efecto placebo; entonces miré a Karamaru, quién también había tenido contacto con ella y efectivamente, sus antebrazos estaban rojos como tomates.
—Rayos, rayos, rayos...— Musité rápidamente mientras agarraba la botella de suero que había dejado al alcance del calvo y la rompía derramando el líquido en el cuerpo de la kunoichi, no sabía sí serviría o no, no sabía sí el agua se evaporaría antes de que pudiera refrescarla un poco pero por lógica fue lo único que se me ocurrió.
—Parece que su chakra siguiera escapando de su cuerpo, su técnica de liberar calor no se detiene y pronto aquí también será un horno y ese no es nuestro único problema, puede morir sí sus reservas de chakra se agotan.— Expliqué rápidamente a Karamaru, no estaba seguro sí entendía la situación, y repetirlo me daba algo de calma y hacía que mis ideas vinieran más rápido, según yo...
—Vale, te ayudaré, sí quieres la agarrar de las piernas y yo de los antebrazos.— Comenté mientras me ubicaba en donde comentaba. —Tenemos que sacarla a la sala en donde caímos desde el lago, a la primera de todas ahí hay más espacio y menos personas que se encuentren afectadas.— Expliqué y mis orbes buscaron los del monje.
"Puedes hacerlo, puedes hacerlo, tú puedes" Me auto motivaba para seguir adelante, solo era un caso de fuga de chakra en forma de calor, algo sencillo ¿o no? "¿¡PORQUE NO NOS ENSEÑABAN A TRABAJAR CON PERSONAS QUE SU CHAKRA ESCAPA MASIVAMENTE DE SU CUERPO!?"
Suspiré y cerré mis parpados un segundo para retomar la calma, seguramente ya Karamaru estaba listo y la evacuaríamos a otro ambiente. Todo estaba "bajo control" hasta que ella retomó la consciencia y su abrazadora mano me tomó, calcinandome prácticamente la muñeca, no pude aguantar mucho más sin tener que retirar. —¿Saigo?— Suspiré con aún más confundido.
—Un minuto, no tardo y tendremos que sacarla de aquí está preparado...— No dudé en entrar nuevamente a la cortina que nos separaba del hombre envenenado. —Mogura, ¿Cómo está él? Haz un resumen rápido, tenemos una emergencia ahí afuera.---- Miré al hombre encamado y al shinobi a cargo. "Espero que no sea el envenenado..."
—¿Cual de los dos es Saigo? Su compañera está complicada y lo está llamando, su chakra está brotando por sus poros y está calentando todo a su alrededor, no me extrañaría sí incluso pudieran sentir el fogonazo desde aquí.— Expliqué rápidamente. —Mi idea es evacuarla a la primera sala a la entrada y tratar de atenderla ahí, no sé exactamente cómo evolucionará, lo que sí sé es que sí Saigo sabe algo al respecto que pueda ayudar sería fenomenal.— Entonces caminé hasta el castaño y murmuré. —Es evidente que necesitaré un poco de ayuda, no sé sí logre manejar del todo la situación, sí crees que él sobrevivirá unas cuantas horas echame una mano, sino lo entenderé.— Y sin esperar respuesta me separé de Mogura.
Sino había nada más que hacer ahí me marcharía a donde la había dejado para evacuarla.