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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Las palabras de Keisuke, sus interrogantes, eran como certeras flechas dirigidas hacia el único fallo de aquel antiguo plan que había funcionado durante generaciones. El anciano le dirigió una leve mirada, como excusándose.

Es cierto, si pudieron mantener el control antes, ¿por qué no ahora? —se atrevió a indagar el Hakagurē.

La decadencia no tiene piedad para familias como la nuestra…

»De alguna manera, nuestro clan se fue haciéndose más pequeño y débil con el pasar del tiempo; teníamos menos hijos, menos descendencia y era cada vez menos aquellos que tenían talento para usar el chakra… Casi podría decirse que es la maldición de esta tierra, su castigo para los Sarutobi invasores.

»Y todo empeoro en las últimas generaciones: Mi padre era un acérrimo enemigo de los nativos, y mi hermano menor, quien lo consideraba su héroe, estaba determinado a seguir sus pasos. Yo, por otro lado, no veía la necesidad de seguir con aquel plan de control, pues ya éramos dueños de la totalidad de estas blancas tierras, no me interesaba seguir con tan siniestra tradición. Aquello no gusto para nada a mi padre, y prueba de eso fue el que me retirara de la línea de sucesión, otorgándole mi puesto a mi hermano Kazushiro, quien era un ninja pésimo. En ese momento fueron creados el dúo de títulos de guardianes, uno para el cabecilla y otro para mí.

»Al momento de morir nuestro padre, yo había perdido la capacidad de usar chakra y mi hermano había perdido la oportunidad de tener hijos. Nuestros tíos y primos murieron sin dejar mucha descendencia, y la poca que dejaron resultaron no ser usuarios del chakra. Después vino lo peor: Yo tuve un hijo capas de ser ninja, pero… incapaz de soportar el peso de toda la historia de nuestra familia, termino recurriendo a la inmolación (un suicidio ritual basado en el fuego, propio de nuestra familia).

»Mi hermano aprovecho aquello para plantar la semilla del odio en el corazón de mi nieto y apartarlo de mí, asegurándole que el suicidio de su padre era mi culpa, que yo lo había dividido entre la familia y mis ideas pacifistas, hasta llegar al borde de la locura… Que la verdad sea dicha: ahora creo que estaba en lo cierto. Mi nieto creció bajo el ala de mi hermano, creció fuerte y despiadado como los Sarutobi de antaño.

Entonces, solo queda un Sarutobi con capacidad para combatir —señalo el Hakagurē, mientras revisaba los recipientes al fuego.

Sí, uno muy fuerte y lleno de odio.

En aquel momento, mientras revolvía la brea, al de ojos grises se le hizo evidente que no tenían un plan de emergencia para casos como ese, y que tampoco tendrían como elaborar uno. Se trataba de un clan debilitado y dividido. En cambio, los Seltkalt demostraban ser fuertes y estar unidos. Unos decayeron mientras que otros florecieron; la balanza comenzaba a inclinarse peligrosamente hacia el lado frio de aquella guerra.

Entonces este pueblo estará condenado; lo estuvo antes de que ustedes llegaran y lo estará ahora que ustedes “ya no están”.

Las palabras del peliblanco resultaron frías y calmadas, como una sentencia bien merecida, como si aquel fuera un karma inevitable.

De todas formas eso no afecta mis planes: solo necesito encontrarme con mi acompañante y retirarme, alejarme de este asunto que poco tiene que ver conmigo.

Aquello se decía fácil, pero, dada las circunstancias, resultaría bastante difícil el salir de allí con vida.

Parece que ya está todo a punto —aseguro, al ver que la brea y el aceite estaban listos—, ¿Estás preparado para combatir, Keisuke-san?
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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RE: La muerte es blanca y tiene los ojos azules - por Hanamura Kazuma - 10/01/2018, 15:41


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