10/01/2018, 23:38
Tirado en el suelo y abatido, Mirogata daba algo de pena. Yo no la sentía.
La lluvia caía sobre nosotros como una bendición, pero hoy no era el día de aquel pobre ladrón. Su cara de odio y resquemor era más evidente con cada paso que me acercaba al hombre, pero me deba igual. Él era culpable de un delito y yo la persona que tenía que detenerlo. Por un lado le entendía, se había visto abrumado por un crio. Aunque yo hacía años que no me consideraba un niño. Cuando alcancé su posición, guarde los shuriken en el portaobjetos y saque un kunai y un par de granos de maíz del que había guardado antes. Los granos me los comí, el kunai lo use para apuntar a Mirogata.
—Ya tienes el pergamino. Os lo explicaré todo, por favor, pero... no le digáis a Yogaru-sama que he sido yo.
La gente se arremolinaba a mi espalda, pero me daba igual. Sus murmullos no acallarían ni mi voz ni la de Mirogata.
—Levantate. —Dije con un tono de voz serio mientras le apuntaba con el kunai —Me lo vas a contar todo, y luego decidiré que hacer, así que empieza hablar, y muévete, vamos a ir en dirección al restaurante mientras me lo cuentas.
No, yo no iba a contarle a Yogaru que Mirogata era el ladrón. Mirogata iba a confesarle sus pecados a su jefe, eso sí que iba a hacerlo. Aunque, en gran parte, tomaría la decisión en función de sus palabras, por que Mirogata era un mentiroso. Había estado mintiendo durante todo el día, y no solo a mí.
La lluvia caía sobre nosotros como una bendición, pero hoy no era el día de aquel pobre ladrón. Su cara de odio y resquemor era más evidente con cada paso que me acercaba al hombre, pero me deba igual. Él era culpable de un delito y yo la persona que tenía que detenerlo. Por un lado le entendía, se había visto abrumado por un crio. Aunque yo hacía años que no me consideraba un niño. Cuando alcancé su posición, guarde los shuriken en el portaobjetos y saque un kunai y un par de granos de maíz del que había guardado antes. Los granos me los comí, el kunai lo use para apuntar a Mirogata.
—Ya tienes el pergamino. Os lo explicaré todo, por favor, pero... no le digáis a Yogaru-sama que he sido yo.
La gente se arremolinaba a mi espalda, pero me daba igual. Sus murmullos no acallarían ni mi voz ni la de Mirogata.
—Levantate. —Dije con un tono de voz serio mientras le apuntaba con el kunai —Me lo vas a contar todo, y luego decidiré que hacer, así que empieza hablar, y muévete, vamos a ir en dirección al restaurante mientras me lo cuentas.
No, yo no iba a contarle a Yogaru que Mirogata era el ladrón. Mirogata iba a confesarle sus pecados a su jefe, eso sí que iba a hacerlo. Aunque, en gran parte, tomaría la decisión en función de sus palabras, por que Mirogata era un mentiroso. Había estado mintiendo durante todo el día, y no solo a mí.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)