13/01/2018, 00:55
Mis preguntas parecieron ser certeras ya que en cuestión de segundos Koutetsu arremetió también contra Sarutobi, él también quería respuestas, era mejor morir sabiendo porqué, que morir sin saberlo... Y eso era lo que estábamos haciendo justamente ahora.
Fue solo cuestión de tiempo para que el viejo siguiera expresando su sinceridad, explicó que su clan fue volviéndose frágil e inepto para seguir cumpliendo con el ritual de masacre hacia los nativos de las llanuras, simplemente le echaba la culpa a una supuesta maldición de la tierra de ahí, yo por otra pare podría decir que se trataba de algo llamado karma...
Poco a poco fue arrojando más datos sobre su familia y la historia de la misma y como se arraigaba a la historia de esas tierras, efectivamente su padre era quien quería seguir con la tradición, plantar una semilla que brotara era más que sificiente para que el ideal se transmitiese y así lo había logrado, todo recaía en el dueño del nido de cristal, un gran guerrero pero pobre estratega, ¿sería su culpa en sí? Pero no todo terminaba ahí, una disputa entre ideales por parte del guardián del conocimiento con su padre le había costado el puesto en la línea de sucesión, y atar cabos era realmente fácil, aquello creo enemistad entre los hermanos.
La historia continuaba, las otras ramas de descendencia Sarutobi no era la más beneficiada con su genética ya que poco a poco fueron volviéndose recesivas sus capacidades para manejar la energía, unas cuantas generaciones más y ya no procreaban verdaderos shinobis, ni siquiera mediocres hijos que pudiesen controlar el chakra, nuevamente el karma atacando a toda su familia... Y con ella el suicidio del único descendiente capaz de hacer frente a la siguiente embestida de los nativos, un muchacho que no soportó el dolor y el peso que debería cargar, un secreto atroz detrás de toda la fama...
Una historia digna de telenovela, sí lograba salir de vida con ello podría incluso narrar la historia y quizá volverla famosa...
Aunque no todo estaba perdido, aparentemente, aún quedaba alguien con la capacidad de hacer fluir las llamas por su cuerpo y usarla como una verdadera arma. Un chico que estaba bajo la crianza de su tío, alimentando el odio y fuerza para este momento, ¿qué más se podría pedir?
Realmente no quería decir nada más, la situación era tan retorcida, asquerosa, repugnante, todo eso y más.
Empezaba a dudar sí morir sabiendo realmente era una buena opción, se viera desde el punto de vista que fuese no se podría encontrar nada positivo de todo lo explicado recientemente.
—Entonces este pueblo estará condenado; lo estuvo antes de que ustedes llegaran y lo estará ahora que ustedes “ya no están”. Concluyó el peliblanco, tenía toda la razón del mundo.
—De todas formas eso no afecta mis planes: solo necesito encontrarme con mi acompañante y retirarme, alejarme de este asunto que poco tiene que ver conmigo.
"Lo mismo que tengo en mente... Una oportunidad es lo único que necesitamos..."
—Parece que ya está todo a punto. ¿Estás preparado para combatir, Keisuke-san? Miré rápidamente el caldero y entonces noté que realmente había un arma ahí, quizá si la aprovechabamos, como era, podríamos utilizarla y salir sin grandes daños colaterales.
—Estoy listo, aunque no estoy totalmente seguro cual será el mejor uso, ¿lo embotellamos y guardamos un poco para una emergencia?¿ o lo usamos todo de una vez? Necesitaremos un yesquero o fósforos para encenderlo...— Miré entonces a Sarutobi
—Sí es usted el estratega podrá crear un plan rápidamente que nos ayude, después de todo debe haber algo que nos sea de utilidad, y tú también debes ayudarnos, técnicamente te salvamos...— Manifesté viendo a la pálida, no eran las palabras más alentadoras, pero era lo que necesitábamos, estábamos hasta el cuello.
Y aunque trataba de no demostrarlo, estaba realmente nervioso, en pocos minutos lucharía contra la muerte...
Fue solo cuestión de tiempo para que el viejo siguiera expresando su sinceridad, explicó que su clan fue volviéndose frágil e inepto para seguir cumpliendo con el ritual de masacre hacia los nativos de las llanuras, simplemente le echaba la culpa a una supuesta maldición de la tierra de ahí, yo por otra pare podría decir que se trataba de algo llamado karma...
Poco a poco fue arrojando más datos sobre su familia y la historia de la misma y como se arraigaba a la historia de esas tierras, efectivamente su padre era quien quería seguir con la tradición, plantar una semilla que brotara era más que sificiente para que el ideal se transmitiese y así lo había logrado, todo recaía en el dueño del nido de cristal, un gran guerrero pero pobre estratega, ¿sería su culpa en sí? Pero no todo terminaba ahí, una disputa entre ideales por parte del guardián del conocimiento con su padre le había costado el puesto en la línea de sucesión, y atar cabos era realmente fácil, aquello creo enemistad entre los hermanos.
La historia continuaba, las otras ramas de descendencia Sarutobi no era la más beneficiada con su genética ya que poco a poco fueron volviéndose recesivas sus capacidades para manejar la energía, unas cuantas generaciones más y ya no procreaban verdaderos shinobis, ni siquiera mediocres hijos que pudiesen controlar el chakra, nuevamente el karma atacando a toda su familia... Y con ella el suicidio del único descendiente capaz de hacer frente a la siguiente embestida de los nativos, un muchacho que no soportó el dolor y el peso que debería cargar, un secreto atroz detrás de toda la fama...
Una historia digna de telenovela, sí lograba salir de vida con ello podría incluso narrar la historia y quizá volverla famosa...
Aunque no todo estaba perdido, aparentemente, aún quedaba alguien con la capacidad de hacer fluir las llamas por su cuerpo y usarla como una verdadera arma. Un chico que estaba bajo la crianza de su tío, alimentando el odio y fuerza para este momento, ¿qué más se podría pedir?
Realmente no quería decir nada más, la situación era tan retorcida, asquerosa, repugnante, todo eso y más.
Empezaba a dudar sí morir sabiendo realmente era una buena opción, se viera desde el punto de vista que fuese no se podría encontrar nada positivo de todo lo explicado recientemente.
—Entonces este pueblo estará condenado; lo estuvo antes de que ustedes llegaran y lo estará ahora que ustedes “ya no están”. Concluyó el peliblanco, tenía toda la razón del mundo.
—De todas formas eso no afecta mis planes: solo necesito encontrarme con mi acompañante y retirarme, alejarme de este asunto que poco tiene que ver conmigo.
"Lo mismo que tengo en mente... Una oportunidad es lo único que necesitamos..."
—Parece que ya está todo a punto. ¿Estás preparado para combatir, Keisuke-san? Miré rápidamente el caldero y entonces noté que realmente había un arma ahí, quizá si la aprovechabamos, como era, podríamos utilizarla y salir sin grandes daños colaterales.
—Estoy listo, aunque no estoy totalmente seguro cual será el mejor uso, ¿lo embotellamos y guardamos un poco para una emergencia?¿ o lo usamos todo de una vez? Necesitaremos un yesquero o fósforos para encenderlo...— Miré entonces a Sarutobi
—Sí es usted el estratega podrá crear un plan rápidamente que nos ayude, después de todo debe haber algo que nos sea de utilidad, y tú también debes ayudarnos, técnicamente te salvamos...— Manifesté viendo a la pálida, no eran las palabras más alentadoras, pero era lo que necesitábamos, estábamos hasta el cuello.
Y aunque trataba de no demostrarlo, estaba realmente nervioso, en pocos minutos lucharía contra la muerte...